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VIENTOS DE INVIERNO
THEON
La voz del rey sonaba ahogada por la rabia. —Sois peor pirata
que Salladhor Saan.
Theon Greyjoy abrió los ojos. Los hombros le ardían y no podía
mover las manos. Durante lo que dura la mitad de un latido, temió
estar de regreso en su antigua celda de Fuerte Terror, y que la
mezcla de recuerdos en su cabeza no fuera más que un sueño
febril.Se había dormido, comprendió. Eso, o se había desmayado
por el dolor. Cuando trató de moverse, se balanceó de lado a lado,
con la espalda arañando la piedra. Colgaba de un muro dentro de
una torre, con las muñecas encadenadas a un par de oxidados aros
de hierro.
El aire apestaba a turba quemada. El suelo era tierra aplastada.
Escalones de madera subían en espiral por dentro de las paredeshasta llegar al techo. No vio ventanas. La torre era húmeda,
oscura y sin confort alguno. Una silla de alto respaldo y una mesa
arañada que descansaba sobre tres caballetes constituían su único
mobiliario. No había ningún retrete a la vista, aunque Theon vio
un orinal en un sombrío hueco. La única luz provenía de las velas
sobre la mesa. Sus pies colgaban a seis pies por encima del suelo.—Las deudas de mi hermano —murmuraba el rey—. Las de
Joffrey también, aunque esa abominación bastarda no fuera de mi
familia.
Theon se retorció en sus cadenas. Él conocía esa voz. Stannis.
Theon Greyjoy rió. Una punzada de dolor subió por sus brazos,
desde los hombros hasta las muñecas. Todo lo que había hecho,
todo lo que había sufrido, Foso Cailin, Fuerte Túmulo e
Invernalia, Abel y suslavanderas, Carroña y sus Umbers, el viaje
a través de la nieve, todo eso solo había servido para cambiar un
torturador por otro.
—Alteza —dijo suavemente una segunda voz—. Perdonad, pero
vuestra tinta se ha congelado. —El braavosi, supo Theon. ¿Cuál
era su nombre? Tycho… Tycho algo.. — ¿Quizá un poco de
calor…?
GEORGE R.R. MARTIN
VIENTOS DE INVIERNO
—Conozco una manera más rápida.—Stannis desenvainó su
daga. Por un instante, Theon pensó que iba a apuñalar al
banquero. “No obtendréis una gota de sangre de ese, mi señor”,
podría haberle dicho. El rey apoyó la hoja de su cuchillo contra la
yema de su pulgar izquierdo, y cortó—. Así. Firmaré con mi
propia sangre. Eso debería hacer felices a vuestros amos.
—Si eso complace a Vuestra Alteza, complacerá al Banco de
Hierro.—Stannis mojó una pluma en la sangre que brotaba de su
pulgar y garabateó su nombre en la pieza de pergamino.
—Partiréis hoy. Lord Bolton puede atacarnos pronto. No os
quiero atrapado en medio de la lucha.
—También yo lo preferiría—. El braavosi deslizó el rollo de
pergamino dentro de un tubo de madera. —Espero tener el honor
de servir a Vuestra Alteza de nuevo cuando estéis sentado en el
Trono deHierro.
—Esperáis tener vuestro oro de vuelta, queréis decir. Ahorraos
vuestras galanterías. Es efectivo lo que necesito de Braavos, no
vacías cortesías. Decidle al guardia de fuera que necesito a Justin
Massey.
—Con placer. El Banco de Hierro siempre se alegra de ser útil—.
El banquero hizo una reverencia.
Cuando salía por la puerta, entró otra persona; un caballero. Los
caballeros delrey habían estado yendo y viniendo toda la noche,
recordó débilmente Theon. Este parecía ser el pariente del rey.
Delgado, de pelo oscuro y ojos duros, con la cara marcada por la
viruela y viejas cicatrices, vestía una desvaída túnica bordada con
tres polillas.
—Mi señor, —anunció— el maestre está fuera. Y Lord Arnolf
envía noticia de que estará encantado de desayunar con vos.
—¿El hijotambién?
—Y los nietos. Además, Lord Wull solicita audiencia. Quiere…
—Sé lo que quiere. —El rey señaló a Theon—. A él. Wull lo
quiere muerto. Flint, Norrey… todos ellos lo quieren muerto. Por
los niños que mató. Venganza para su precioso Ned.
GEORGE R.R. MARTIN
VIENTOS DE INVIERNO
—¿Los complaceréis, Alteza?
—Ahora mismo, el cambiacapas me es más útil vivo. Tiene
conocimientos...
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