hambre invisible

“El que quiere nacer tiene que destruir un mundo.” Parto de esta corta frase mencionada por Demian y de una infatigable búsqueda de libertad mental, espiritual y física para demoler unmuro, de tantos, que se forman en mí ser; es así como saco provecho de este primer capítulo que es el fiel reflejo del comienzo del fin, es decir, una culminación a una etapa en la que sehan impuesto ideas, prejuicios, valores, principios, etc. Ajenos de nuestra inocencia o nuestra más pura visión del mundo, para convocar la hermosa y dolorosa dualidad innata (olvidadapor algunos) que existe en nosotros los humanos entre lo correcto y lo erróneo. Lo cierto es que transitando por esta parte del libro vislumbro lo agobiante que es cruzar la línea de lopermitido y enfrentar el terreno infinito de lo desconocido, puesto que es ahí donde se encuentra una lucha de nuestras voces internas en donde se debe escoger entre una exploracióncontinua para ser o condenarse a subsistir como un individuo extraño al que en realidad se es, citando: “Nada le es más desagradable a un hombre que tomar el camino que conduce a sí mismo” yaque es tan grande la impacto de la represión sobre nosotros que nos es “insípido” y complicado encontrarnos con nuestra esencia, que así como a Sinclair, en su niñez, lo impulsa a caer envergüenza ante sus ojos al actuar conforme a una realidad que exigía madurez, engañándose y olvidándose a sí mismo y de su estado pueril; pero es así como considero que este tipo desucesos son tan primordiales y fundamentales en la vida humana que nos ayudan a conocer el infierno para querer encontrar un cielo, un propio cielo, el único cielo, el yo interno. Por últimoconcluyo con una idea de Hermann en la que menciona que no venimos al mundo a ser artistas, abogados ni escritores, sino que venimos al mundo a encontrarnos con nosotros mismos.