Hamlet Resumen
REINALDO.- Lo haré, señor.
POLONIO.- Sería de admirable prudencia, buen Reinaldo, que antes de visitarlo, te informaras de su conducta.
REINALDO.- Era lo que yo pensaba, mi señor.
POLONIO.- Bien, bien dicho, muy bien dicho. Mira, averigua primero qué dinamarqueses están en París, y cómo, en qué términos, con quién y en dónde viven; a quiéntratan, qué gastos tienen. Y con esta clase de preguntas, conseguirás información de aquellos que conocen a mi hijo; sabiendo más así, que preguntándolo directamente. Haz como si tuvieras algún lejano conocimiento de él, diciendo: Conozco a su padre y a sus amigos, y aun a él un poco. ¿Has entendido esto, Reinaldo?
REINALDO.- Sí, muy bien, mi señor.
POLONIO.- Y aun a él un poco, pero ... puedesdecir ... no lo conozco bien; pero si es como yo creo, él es muy alocado, inclinado a tal o cual vicio ... y luego dirás de él lo que se te ocurra; pero que no sean cosas tan fuertes que puedan deshonrarlo. Habla sólo de aquellas travesuras y extravíos comunes a todos, que se reconocen por compañeros inseparables de la juventud y la libertad.
REINALDO.- ¿Como jugar, mi señor?
POLONIO.- Sí, obeber, esgrimir, jurar, pelear, galanear. Puedes decir todo eso.
REINALDO.- Mi señor, con eso lo deshonraría.
POLONIO.- Por mi fe que no; todo depende del modo con que lo acuses. No debes achacarle delitos escandalosos, ni decir que es un joven de hábitos indecentes. No es esa mi idea; sólo insinuar sus defectos con tal arte, que parezcan producidos por demasiada libertad; extravíos de unaimaginación ardiente; ímpetus nacidos de la efervescencia de la sangre juvenil.
REINALDO.- Pero, mi buen señor ...
POLONIO.- Quieres saber ¿por qué debes hacer esto?
REINALDO.- Sí, mi señor, quisiera saberlo.
POLONIO.- Pues el próposito es éste; y creo que es proceder con mucha cordura. Cargando estas pequeñas faltas sobre mi hijo, como ligeras manchas de una obra preciosa, ganarás por medio de laconversación la confianza de aquél a quien pretendas examinar. Si él está persuadido de que el muchacho es culpable de las faltas que tú mencionas, no dudes que convendrá con tu opinión, diciendo: Buen señor, o amigo, o caballero, según la frase o el título de la persona y del país.
REINALDO.- Muy bien, mi señor.
POLONIO.- Y entonces él dirá ..., dirá ... ¿Qué iba yo a decir? ¡Por el cielo! Algoiba yo a decir. ¿En qué estábamos?
REINALDO.- En que él diría: Amigo o algo así, o caballero.
POLONIO.- Sí, por lo tanto, él te diría: Conozco al caballero; lo vi ayer, o lo vi el otro día; o en tal ocasión; con éste o con aquel sujeto; y allí, como usted ha dicho, lo vi que jugaba; o allá lo encontré en un festín; o acullá en una discusión sobre el juego de pelota; o quizá diga: Lo vi entrar enuna casa pública, es decir, en un burdel, o algo parecido. ¿Lo entiendes ahora? Con el anzuelo de la mentira pescarás la verdad; que así es como nosotros, los que tenemos talento y prudencia, conseguimos por medio de indirectas, llegar al fin directo, usando artificios y disimulación. Así lo harás con mi hijo, según la instrucción y los consejos que acabo de darte. ¿Me has entendido, o no?REINALDO.- Sí, señor, lo entiendo.
POLONIO.- Pues adiós; buen viaje.
REINALDO.- Mi buen señor ...
POLONIO.- Observa tú mismo sus inclinaciones.
REINALDO.- Lo haré, mi señor.
POLONIO.- Y déjalo que actúe libremente.
REINALDO.- Bien, mi señor.
POLONIO.- Adiós (Sale Reinaldo).
Entra Ofelia.
POLONIO.- Y ahora, Ofelia, ¿qué te sucede?
OFELIA.- ¡Oh, mi señor, mi señor! He recibido un susto muygrande.
POLONIO.- ¿Con qué? ¡Dímelo por Dios!
OFELIA.- Mi señor, estaba cosiendo en mi cuarto, cuando el príncipe Hamlet con la ropa desabotonada, sin sombrero en la cabeza, sucias las medias, sin atar y caídas hasta los tobillos; pálido como su camisa, las piernas temblorosas, y con un semblante tan terrible como si hubiera salido del infierno para anunciar horror, se presentó delante de mí....
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