Harry potter y la orden del fenix
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Harry Potter
y la Orden del Fénix
J. K. ROWLING
Título original: Harry Potter and the Order of the Phoenix
Traducción: Gemma Rovira Ortega
Ilustración: Dolores Avedaño
Copyright © J.K. Rowling, 2003
Copyright © Ediciones Salamandra, 2004
Publicaciones y Ediciones Salamandra, S. A.
Mallorca, 237 – 08008 Barcelona – Tel. 93 215 11 99
ISBN: 84-7888-724-3Depósito legal: B-1.057-2004
1ª edición, febrero de 2004
Printed in Spain
Impresión: Romanyà-Valls, Pl. Verdaguer 1
Capellades, Barcelona
para Neil, Jessica y David,
que hacen mágico mi mundo
J. K. Rowling
05 – Harry Potter y la Orden del Fénix
1
Dudley, dementado
El día más caluroso en lo que iba de verano llegaba a su fin, y un silencio
amodorrante se extendía sobre las grandes ycuadradas casas de Privet Drive.
Los coches, normalmente relucientes, que había aparcados en las entradas de
las casas estaban cubiertos de polvo, y las extensiones de césped, que solían ser
de un verde esmeralda, estaban resecas y amarillentas porque se había
prohibido el uso de mangueras debido a la sequía. Privados de los habituales
pasatiempos de lavar el coche y de cortar el césped, loshabitantes de Privet
Drive se habían refugiado en el fresco interior de las casas, con las ventanas
abiertas de par en par, en el vano intento de atraer una inexistente brisa. El
único que se había quedado fuera era un muchacho que estaba tumbado boca
arriba en un parterre de flores, frente al número 4.
Era un chico delgado, con el pelo negro y con gafas, que tenía el aspecto
enclenque yligeramente enfermizo de quien ha crecido mucho en poco tiempo.
Llevaba unos vaqueros rotos y sucios, una camiseta ancha y desteñida, y las
suelas de sus zapatillas de deporte estaban desprendiéndose por la parte
superior. El aspecto de Harry Potter no le granjeaba el cariño de sus vecinos,
quienes eran de esa clase de gente que cree que el desaliño debería estar
castigado por la ley; pero comoel chico se había escondido detrás de una
enorme mata de hortensias, esa noche los transeúntes no podían verlo. De
hecho, sólo habrían podido descubrirlo su tío Vernon o su tía Petunia, si
hubieran asomado la cabeza por la ventana del salón y hubieran mirado hacia
el parterre que había debajo.
En general, Harry creía que debía felicitarse por haber tenido la idea de
esconderse allí. Quizá noestuviera muy cómodo tumbado sobre la dura y
recalentada tierra, pero al menos en aquel lugar nadie le lanzaba miradas
desafiantes ni hacía rechinar los dientes hasta tal punto que no podía oír las
noticias, ni lo acribillaba a desagradables preguntas, como había ocurrido cada
vez que había intentado sentarse en el salón para ver la televisión con sus tíos.
De pronto, como si aquelpensamiento hubiera entrado revoloteando por la
ventana abierta, se oyó la voz de Vernon Dursley, el tío de Harry.
—Me alegro de comprobar que el chico ha dejado de intentar meterse
donde no lo llaman. Pero ¿dónde andará?
—No lo sé —contestó tía Petunia con indiferencia—. En casa no está.
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J. K. Rowling
05 – Harry Potter y la Orden del Fénix
Tío Vernon soltó un gruñido.
—«Ver lasnoticias»... —dijo en tono mordaz—. Me gustaría saber qué es lo
que se trae entre manos. Como si a los chicos normales les importara lo que
dicen en el telediario. Dudley no tiene ni idea de lo que pasa en el mundo,
¡dudo que sepa siquiera cómo se llama el Primer Ministro! Además, ni que
fueran a decir algo sobre su gente en nuestras noticias...
—¡Vernon! ¡Chissst! —le advirtió tía Petunia—. ¡La ventanaestá abierta!
—¡Ah, sí!... Lo siento, querida.
Los Dursley se quedaron callados. Harry oyó la cancioncilla publicitaria
que anunciaba los cereales Fruit'n'Bran mientras observaba a la señora Figg,
una anciana chiflada amante de los gatos que vivía en el cercano paseo Glicinia
y que en ese momento caminaba sin ninguna prisa por la acera. Iba con el
entrecejo fruncido y refunfuñaba, y...
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