Harry potter
J.K. Rowling.
Reseña de: Jamie M.
Salamandra. 2008. Título original: Harry Potter and the Deathly Hallows. Traducción: Gemma Rovira Ortega. 636 páginas.
Al pasar la última página y cerrar el libro de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte la sensación que le viene a la mente a uno es la de “¡por fin ha terminado!”; y es que tras lapendiente descendente en que se había embarcado la serie en sus últimas entregas y después de observar cómo algo que te había gustado mucho en su origen iba perdiendo lentamente toda su credibilidad, es un alivio que se acabe y deje de hacernos sufrir. Lástima que la entrega final no consiga levantar el vuelo sobre las dos anteriores y deje un muy amargo sabor de boca en el paladar de este lector.Desde luego, esta reseña está realizada desde la visión de un lector adulto, con un poso de lecturas a sus espaldas, y supongo que muy diferente de las impresiones que sacará un adolescente del mismo texto. Para el lector avezado esta novela está llena de agujeros, de trampas, de soluciones inesperadas sacadas de la chistera y de deux ex machina difícilmente digeribles. El máximo exponente de todoello lo podemos encontrar en la creación de personajes nuevos (y mira que ha tenido páginas antes para hacerlo) según lo va requiriendo el nuevo giro de la trama, o en el exceso de “casualidades” sin venir a cuento que se producen: “alguien” que no había aparecido hasta el momento en ningún libro lleva un símbolo que tampoco había aparecido en toda la serie y ya sabes que el tal símbolo tendráposteriormente una vital importancia; o Harry le pide a otro alguien como “última salvaguarda inspirada sobre la marcha” que realice una acción y ya sabes que ese alguien resolverá todo el embrollo aunque sea algo cogido por los pelos.
El tema principal de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, como se podría ya aventurar viendo el título es, precisamente, la Muerte. Y la pena es que pudiendohaber realizado una inteligente reflexión sobre la misma, Rowling lo que ha hecho es convertir la novela en una triste defensa de la eutanasia y, casi, del suicidio; rompiendo, además, por el camino muchas de las premisas que había establecido hasta el momento. Con su controvertida acción, convierte de paso el recuerdo de Dumbledore en el de un cobarde, egoísta y totalitario, mezquino manipulador ymentiroso: podría parecer que la acción que solicita Dumbledore fuera la de un sacrificio altruista en pos del bien común, pero a mí tan sólo se me antoja como la salida fácil de quien tiene mucho miedo al dolor y prefiere la muerte al sufrimiento, arrastrando además en su cobardía a los que le rodean y aprecian. Me gustaría saber dónde sitúa Rowling la línea entre el sacrificio y el suicidio,entre entregar la vida por los demás y el entregarse a la muerte sin más.
El lector juvenil-adolescente, sin duda, se pierde muchas de estas lecturas, lo que convierte el “adoctrinamiento” en algo mucho más grave. Si sus “héroes” ven el tema como algo normal y perfectamente asumible, incluso deseable, cómo no va a parecérselo a ellos.
Hay, además, tantas muertes de personajes secundarios más omenos “importantes” que al final se pierde la emoción y la tristeza; el lector se inmuniza ante la carnicería y la cosa casi se convierte en un concurso de “¿a ver quién cae ahora?”. Eran desde luego de esperar las defunciones en el enfrentamiento definitivo entre Harry y Voldemort, pero falta mucha, mucha implicación emocional en lo que se está narrando.
De todas maneras, si dos pecadosimperdonables tiene esta novela es, por un lado, que tiene trozos auténticamente aburridos, sobre todo en el eterno (al menos a mí así me lo pareció) periplo dando saltos mágicos por Gran Bretaña y las largas e infructuosas discusiones sobre lo qué hacer a continuación. La única manera que tiene Rowling de hacer avanzar entonces la trama es sacarse una ayuda externa de las mangas y catapultarlos en...
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