Hasta Siempre Catalina
Habían pasado ya unas seis horas. La maqueta de estudio no soportaba más el acosoconstante de mis yemas sudorosas, la pequeña regla plástica y el transportador. Y tenía que acabar, lo necesitaba. Estaba extasiado, pero la fatiga ya se empezaba a sentir. Eran ya alrededor de lasocho de la noche. Afuera estaba fresco. Abrí la ventana y una brisa llegaba a acariciar mi rostro grasiento. Estaba harto de esto, ya no daba más. Y era necesario, era absolutamente necesario terminarel elevado 3d y hacer las caps de la maqueta, para llevar a imprimir y comenzar a calcar. El nuevo nido de Catalina estaba casi listo. Virtualemente había germinado, desde sus bizarros simientos-raíces, subiendo por un fálico tronco, mitad inspirado en la cochina figura del Baphomet templario y mitad surgido de la pura necesidad de un nexo entre la base y la cabeza axial que había inventado, algoasí como un glande geomético que culminaba mi escultura- recorrido. Fatal. Fatal y sexy. Sumamente sexy, cargado de un erotismo amenzanate y muy singular, oculto tras los tríangulos que laconformaban.
Ahí estaba. Mi musa. Aquella Blatodea (es más fino que cucaracha) que me había servido de modelo vivo durante semanas, alimentada exclusivamente con los desperdicios de la hora de la merienda:miguitas, restos de nesquik con leche, dulce de membrillo en minúsculas porciones brillantes. Aquel animalito me había otorgado certezas. Me había mostrado que Kafka tenía razón, y que más allá de susconflictos psicológicos, la belleza lo era todo. Y tanto una bolsa de Easy volando arriba de pte. Saavedra a las 8:30 de la mañana de un lunes como mi cucaracha eran cosas bellas.
Eran...
Regístrate para leer el documento completo.