Hay Una Mosca En Mi Plato Cuento

I

CUENTO

PUERTO RICO


Juan Antonio Ramos
Hay una mosca en mi plato
Y saben que fa mosca ttlmbien
los vigifa: saben que 10
que en realidad tenemos son moscas de fa guard4 que nos cuid4n a
tod4 hora de caer en pecados autenticos. ..
Augusro Monrerroso, Las Moscas

Hada tiempo que no comia una gandinguita ran rica (Ie falto un
chilfn de pique, pero en estos tiempos no se puede exigir mas).Dejo
un montoncito de sobras esquiniaditas en el piato (mirandolas con
pena, pero habia que dejar algo).Allano un poco el solar central y
justo en el huequito la deposito sin que nadie se diera cuenta.
-jMoza... mow, venga aea si me hace el favor!
-~Que desea, senor?
-Hay una mosca en mi plato.
muchacho lampino con cotita roja despintada tartamudeo,
miro a los lados para verificar la distraccion delos parroquianos
dos se mantenian ocupados en 10 suyo) , se inclino disimuladamente
y, en efecto, descubrio una pobre mosca sepultada bajo el emborujo
reseco de arroz, habichuelas y lascas de gandinga.
-La verda es que no se como ha sido -deshaciendose en dis­
culpas el mow -porque aqui tenemos aire acondidonado y escrines
-muy educado, mlly t mmpudito el mow -y ademas cuidamos y
expurgamos bien 10que servimos -muy mozo el mow con su co­
rrecta toallita doblada ell el antebraw --de manera que aun no me
explico como se coM ...

Hay vna mosca en mi plato

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-Yo tampoco me 10 explico -atajo el, sin piedad- pero 10 derto
que sf se colo -y sefialo con el hocico a 1a mosca intrusa--. Bien,
me supongo que no tendre que pagar un centavo por esta ... El mucha­
cho mosrro unos cachetes desinflados,perp1ejos, confundidos-, no,
bueno, digo sf, pero, bueno, esperese un momentito-- y desaparecio
por una puerta amp1ia que daba al fondo. AI instante regreso con un
hombre regordete, de expresion cansada y orejas robustas. E1 mow
indic6 con el dedo y el gordo se convencio; exhalo un ventarron de
.contrariedad y se excuso sin muchos deseos de hacerlo.
La cosa es que Agapito Sanchez, desde haciaalgtin tiempo, habfa
descubierto el infalible secreto de comer de gratis en donde Ie dieta la
gana, gracias al truco de la mosca muerta en el plato de comida. La idea
Ie surgio alleer una entrevista hecha a un frustrado comerciante que
desistio de establecer una cadena de restaurantes, debido a que conti­
nuamente surgian clientes que se quejaban porque encontraban "cosas"
en Ia comida. Agapito no setomo mucho tiempo en cuajar la idea.
Mientras cavilaba, llevo sus dos chaquetas y los tres pantalones de salir al
laundry, ya Ia semana tenia bien definida la estrategia a seguir. Seleccio­
no cuidadosamente los puntos de ataque, tomando en cuenta el
distanciamiento existente entre los mismos. Tambien delineo1a accion
a base de alternar los lugares de acuerdo a la categorfa: una fonda hoy;
manana0 pasado un Coffie Shop regularzon, dos dias mas adelante, un
restaurancito decenton ... Hada ahorros que Ie servian para cocinarse
algo en la casa, pasaba un poquito de hambre, pero se desquitaba bien
desquitado luego (siempre habia para 1a cervecita y el cine; para mujeres
no habia -por el momento). Por 10 regular sus incursiones no
variaban; un ceno mas, un ceno menos, un rebuzno mas, unrebuzno
menos, pero a la 1arga 0 a 1a corta acceruan a dejarle ir sin pagar. EI
unico (y serio) problema que vislumbraba era el seguro y paulatino
agotamiento de la "minita". Pronto no Ie quedarian lugares a donde
ir. Pero esa era una preocupacion que no se Ie podia dar mucha cabe­
za y que disipaba cuando el hambre apretaba.
Hoy Agapito escogio un restaurante chino. Y mira que Ie costo,
porque a e1 nohay quien Ie venga con esos mejunges duIces para la
carne, que si pato (pato, figurense) a 1a Jau-Chen-Fun-Chin, que
Choumin que es mas carne guisada que otra cosa, que si Jai-Li-Jijili­

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EL PLACER DE LEER Y ESCRIBIR / ANTOlOGiA

Ji-Chu, que son como unas guabaras pasadas por agua de sal y vina­
gre, no me juegue ... La otra preocupacion era pedido: se sentia ho­
rriblemente ridfculo...