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EL DON DEL ÁGUILA
Carlos Castaneda
Índice
Prólogo 3
Primera parte: EL OTRO YO
I. La fijeza de la segunda atención 5
II. Viendo juntos 16
III. Los cuasirrecuerdos del otro yo 27
IV. El transborde de los linderos del afecto 36
V. Una horda de brujos iracundos 47
Segunda parte: EL ARTE DE ENSOÑARVI. Perder la forma humana 58
VII. Ensoñando juntos 67
VIII. La conciencia del lado derecho y del lado izquierdo 79
TERCERA PARTE: EL DON DEL ÁGUILA
IX. La regla del nagual 89
X. El grupo de guerreros del nagual 98
XI. La mujer nagual 111
XII. Los no-haceres de Silvio Manuel 120
XIII. La complejidad del ensueño 129
XIV.Florinda 139
XV. La serpiente emplumada 156
APÉNDICE
Seis proposiciones explicatorias 165
Prólogo
A pesar de que soy antropólogo, ésta no es, estrictamente, una obra de antropología; sin embargo, tiene sus raíces en la antropología cultural, puesto que se inició hace años como una investigación de campo en esa disciplina. En aquella época yo estaba interesado enestudiar los usos de las plantas medicinales entre los indios del suroeste de los Estados Unidos y del norte de México.
Mi investigación, con los años, se transformó en algo más, como consecuencia de su propio impulso y de mi propio crecimiento. El estudio de las plantas medicinales fue desplazado por el aprendizaje de un sistema de creencias que daba la impresión de abarcar cuando menos dosculturas distintas.
El responsable de este cambio de enfoque en mi trabajo fue un indio yaqui del norte de México, don Juan Matus, quien más tarde me presentó a don Genaro Flores, un indio mazateco del México central. Los dos eran adeptos practicantes de un antiquísimo conocimiento, que en nuestros días se le llama, comúnmente, brujería y que se considera una forma primitiva de cienciamédica y psicológica, siendo en realidad una tradición de practicantes insólitamente disciplinados y de prácticas extraordinariamente sofisticadas.
Los dos hombres se convirtieron en mis maestros más que en mis informantes, pero yo aún así persistía, de una manera desordenada, en considerar mi tarea como un trabajo antropológico; pasé años tratando de deducir la matriz cultural de ese sistema;perfeccionando una taxonomía, un patrón clasificatorio, una hipótesis de su origen y diseminación. Todos resultaron esfuerzos vanos ante el hecho de que las apremiantes fuerzas internas de ese sistema descarrilaron mi búsqueda intelectual y me convirtieron en su participante.
Bajo la influencia de estos dos hombres poderosos mi obra se ha transformado en una autobiografía, en el sentido deque me he visto forzado, a partir del momento en que me volví participante, informar lo que me ocurre. Se trata de una autobiografía peculiar porque yo no estoy tratando con lo que me sucede como hombre común y corriente, ni tampoco con los estados subjetivos que experimento durante mi vida cotidiana. Más bien, he informado sobre los eventos que se despliegan en mi vida, como resultado directo dela adopción que hice de un conjunto de ideas y de procedimientos ajenos a mí. En otras palabras, el sistema de creencias que yo quería estudiar me ha devorado, y para proseguir con mi escrutinio tengo que pagar un extraordinario tributo diario: mi vida como hombre de este mundo.
Debido a estas circunstancias, ahora me enfrento al problema especial de tener que explicar lo que estoy haciendo.Me encuentro muy lejos de mi punto de origen como hombre occidental común y corriente o como antropólogo, y antes que nada debo reiterar que éste no es un libro de ficción. Lo que describo es extraño a nosotros; por eso, parece irreal.
A medida que penetro más profundamente en las complejidades de la brujería, lo que en un principio parecía ser un sistema de creencias y de prácticas...
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