hecate

Aquella que en un inicio fue conocida con el nombre de Galatea, nunca se fue con rodeos respecto al tema que más le apasionaba y que consideraría el más complejo de todos: entenderse a ella misma. Si bien siempre tuvo muy en claro su naturaleza ―en extremo― curiosa y ambiciosa (quizá mucho antes de tener plena consciencia de que era una ordinaria humana tan solo dotada de una inteligencia apenassuperior a la del resto), también entendió demasiado pronto sus limitaciones… y lo mucho que le molestaban.
Originaria de una familia humilde que vivía de lo que cultivaba y comercializaba en un poblado tranquilo llamado Bergen, creció fuerte y sana entre la naturaleza del campo, del bosque frondoso que bordeaba al pueblo, y el arduo trabajo que implicaba cuidar de la abundante siembra queobtenían sus padres con mucho esfuerzo. Aunque su vida allí era pacífica y benevolente, en lo más profundo de su alma sentía que necesitaba algo más, que este no era su lugar.
Tenía ocho años cuando en ella germinó la semilla que precisaba para darle un curso a su vida, entre las pláticas que acostumbraba tener la gente del pueblo cuando se reunía a festejar, a debatir, a preocuparse o a beber sinrazón… y la posibilidad de colarse con sus amigos a dichos eventos. Resulta que el mayor problema que tenían ahí en Bergen no eran los climas extremos o los saqueos, sino algo más ¿oscuro? y desconocido: siendo una tierra alejada de todo, prácticamente reclamaba la presencia de ladrones, pero más en específico la de hechiceros, en su mayoría esteparios, que muchas veces practicaban magia de manerailegal y se veían obligados a huir de la justicia. Buscaban refugio y comida, cosa que en Bergen se les daba sin miramientos. Viéndolo así, se podría pensar que aquel pueblo protegía a personas que no lo merecían, pero, en realidad, éstos solían conllevarle a la gente más beneficios que problemas. Por ejemplo, en agradecimiento, les ayudaban a mejorar las cosechas, a engordar el ganado; de buenagana curaban a los enfermos, les enseñaban pequeños adagios y eran, por eso mismo, un gran motivo de festejo.
Sin embargo, después de mucho discutirlo, los magos que el pueblo de Bergen prohibió ayudar pertenecían a una clase que no le agradaba mucho a la gente: los necromantes. Más que por su apariencia, la mala fama que traían consigo y le que los demás hechiceros pregonaban hacía quedecididamente se les negara cualquier cosa. Lamentablemente, los necromantes tomaban venganza la mayoría del tiempo, reafirmando cualquier imagen negativa que se tuviera de ellos. Era por esto que el pueblo trataba de retener a magos clérigos, únicos realmente capaces de protegerlos. Con el tiempo, este puñado de arcanos creó una pequeña iglesia que cumpliría con diversas funciones, entre esas, la deeducar a los niños. Aunque en Bergen el arte de hablar con los muertos y «manipular» la energía vital resultaba una aberración, un sacrilegio, para Galatea… fue siempre un éxtasis difícil de entender.
Supo de inmediato que debía ser uno de ellos.
Presa de un delirio exclusivamente visceral, dejó que su intuición la llevara, y lo primero que entendió fue que debía permitir que la curiosidad laconsumiera poco a poco. Siendo muy niña aprendió rápido a leer, a escribir, a sumar y restar. Rogó a sus padres poder asistir a la pequeña escuela de la iglesia, contrario a lo que ellos planeaban, y sedienta de conocimiento, grabó cada lección a fuego en su cabeza y devoró cada libro que le pusieran en frente. Pronto supo de biología, de grandes autores, de matemáticas más complejas e inclusive un pocode alquimia. En otras palabras, no hubo nada a lo que le negara su tiempo, su máxima comprensión y eso, tal vez afortunadamente para ella, más temprano que tarde le brindó el placer del poder más grande que tendría hasta ese momento: erudición. Orgulloso de su alumna más aplicada, Dimitri, el clérigo a cargo de la iglesia y la escuela, creía que Galatea podría incluso aspirar a mucho más....