hegel - platón
Tal vez nuestra pretendida emancipación de la vocación metafísica, de aquel en sí que decimos es tal para nosotros en la interpretación, ni se ha consumado ni habrá de abandonarnos por completo, pues en este rechazo de la verdad retórica se halla unacierta nostalgia por el fundamento. Podríamos estar padeciendo, al repudiar la verdad retórica, la nostalgia de la verdad que no tuvimos, a la que no podemos ya aspirar. Así, el amor del filósofo a la sabiduría no sería más que su desquiciamiento, el impulso vano que lo lleva a correr tras de la más ingenua de las fantasmagorías, lo en sí. Si se acusa al sofista de no hacer con su discurso más quemundos de ilusión, habría que reconocer también que lo en sí pertenece a uno de éstos; fantasmagoría que no se reconoce como tal, el origen tal vez de nuestra nostalgia de fundamento. De ahí que el filósofo se niegue aceptar los escarceos de la verdad retórica, cuando se obstina en apresar a la verdad y retenerla por fin de una vez y para siempre a salvo de todo en el hogar que es su sistema.Cabría suponer que la verdad a la que aspira un sistema como el de Hegel, ese en el que la filosofía supera el amor al saber para devenir saber real3, lo es en un sentido fuerte. Empero, merced a la dialéctica, logra Hegel mostrar a la verdad en su movimiento, casi como si hablase de verdad en un sentido retórico, esgrimiendo una implacable crítica hacia, la que llama él, la convencional concepciónde la verdad, la verdad en un sentido fuerte, verdad en sí. El que sea Hegel un heredero de Heráclito tanto como los sofistas, nos da una pista de aquello en que pudiera radicar el reconocimiento de la verdad retórica, a saber, el descubrimiento de la necesaria tensión entre opuestos, permanencia y cambio, unidad y multiplicidad, ser y no-ser. La verdad retórica parte del panta rei de Heráclito, nomenos que del ontos on de Paménides, de ahí que hasta en el más fundante de los sistemas pueda haber lugar para ella.
Se ha señalado muchas veces a Platón como el encubridor de los originarios descubrimientos presocráticos. El divorcio entre ser y devenir, pueril contraposición entre Parménides y Heráclito, que conduce a su inevitable trivialización nos llega, sin duda, como legado del...
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