Hegemonia de los lerados
Rafael Uribe fue un inquieto y ambicioso guerrero y político, cuya carrera concluyó con su asesinato en octubre de 1914. Combatió en tres guerras civiles, y en los intervalos de paz publicó periódicos, plantó café, mandó a otros a cultivar plátano, dictó conferencias sobre socialismo, figuró en el Congreso, viajó mucho como diplomático, escribió cuentos para niños ylaboró como arquitecto de muchas combinaciones progresistas y revolucionarias o, por lo menos, subversivas. Semejante versatilidad no era rara en la vida pública colombiana, aunque Uribe Uribe parece haberla llevado a extremos de frenesí. Cualquier cosa que otro pudiera hacer, él, ciertamente, trataría de hacerla mejor (...). De joven coronel, Uribe Uribe no estuvo en el bando ganador durante laguerra civil de 1885. En un acceso de celo disciplinario fue siempre uno de sus defectos como comandante, que hacía que sus soldados desertaran con mayor frecuencia de la usual, mató a uno de sus soldados y fue enviado a prisión.
Su carrera, su prestigo, su arsenal, no hubieran quedado completos sin ese libro. Ni fue tal el término de sus estudios gramaticales y filológicos. Los congresos de finesde los años 1880 y 1890 fueron dominados ampliamente por los adversarios del liberalismo, y Uribe Uribe fue uno de los dos únicos liberales que lograron ser elegidos en este período. El conocimiento de Galicismos, provincialismos y correcciones era, sin duda, muy útil para atacar y defenderse. Sin embargo, para medirse con la principal figura del gobierno en los años 1890, Miguel Antonio Caro,también era necesario saber latín. Uribe Uribe halló a un discreto maestro de latín, un oscuro traductor de versículos religiosos, y tomó lecciones durante tres meses, al cabo de los cuales le espetó a Caro en un debate que él no era el único latinista del congreso: Para comprobarlo, citó: Nuncqu es fide cun potente socia . Caro se cogió la cabeza con ambas manos: Horrible! Si pretende hablar latín,por favor tenga más cuidado con las sílabas finales. Ahí está la gracia Por qué escoger estas dos anécdotas en carrera tan activa y variada? Qué, aparte de vanidad, condujo a este revolucionario a la lexicografía y a los clásicos? Qué tan pertinentes son estas dos especialísimas cuestiones? No preferiría el lector conocer mejor sus experiencias con el cultivo del café y los caprichos de susprecios, o su entusiasmo, posiblemente infundado, por las prometedoras perspectivas del comercio del banano? Quizás. Pero tal vez algo más que vanidad impulsó a Uribe Uribe a redactar su diccionario y a tomar lecciones de latín. Se daba la inevitable presencia de Miguel Antonio Caro, ingente obstáculo para el partido liberal, filólogo y latinista superior, y vicepresidente encargado de la presidencia.Cuando se explora a fondo, algo más, sobre esta especie de competición entre estudioso y sabio, sale a la luz y se hace evidente que está íntimamente conectada en Colombia con el ejercicio del poder.
La minuciosa exploración de esta sabiduría y sus implicaciones, en el que parecería ser el nada complicado caso de una república suramericana agobiadoramente rural y abrumadoramente analfabeta, enlos últimos años del siglo XIX, es una perspectiva anonadante. A pesar de su alejamiento de los centros más avanzados académicamente, de su pobreza y de las distracciones de la política, a la que la mayoría de ellos se inclinaban, algunos de estos humanistas colombianos fueron formidablemente eruditos y prolíficos. Pocos hoy tienen la particular preparación, o el tiempo, o la inclinación que senecesitan para recrear su mundo académico, ni para evaluar sus contribuciones al mismo. Este autor no cree estar bien equipado para la tarea. Espera, sin embargo, que le sea posible analizar el importante papel que ha desempeñado esta cultura académica en la política colombiana, sin nada más que una rudimentaria comprensión de partes de su contendio.
Que el siglo XIX fue la edad de oro de los...
Regístrate para leer el documento completo.