Heidegger: El Ser Como Temporalidad. (Cap. Xv)
Considera Heidegger que en los prolegómenos del itinerario especulativo se debe evitar el partir de una concepción del ser en general cono hizo el idealismo hegeliano, o también de cualquiera de las ideas que sobre el ser ha puesto en circulación el esencialismo metafísico. Estos modos de filosofar abstractos, sólo han conseguido recubrir de formaepidérmica, la realidad del ser como inmediata presencia patentizadora. Es por ello que hay que recuperar el significado arcaico y primigenio de la verdad como no ocultamiento, y la realidad del ser como presencia (tó eínai) de acuerdo con la concepción del viejo Parménides. De ahí el intento de Heidegger por retornar, como ya había pretendido Husserl en registro idealista, a las cosas mismas ensu estricta mostración fenoménica y, constituir así, una ontología del ser como fenomenología pura. El método fenomenológico-existencial va a ser el que utilizará Heidegger, intentando con él, describir el fenómeno como aquello que se desvela del ser, lo que se muestra-en-sí-mismo en el ámbito de lo cotidiano, que es el lugar inmediato y espontáneo del existir del hombre.
En el ámbito de locotidiano propio de la de la contingencia temporal, es precisamente donde el ser se hace presente como verdad óntica y el lugar donde el hombre se reconoce como existente real, como el único ser que es capaz de preguntarse por el ser y, por tanto, del que la fenomenología se puede ocupar. Será útil recordar que el término "phainómeno" deriva de "phaino", cuyos significados vienen a ser el de poner a laluz, desvelar lo encubierto, hacer patente, términos que los presocráticos traducían por el concepto de alétheia. Por el contrario, poner en la falsedad significa encubrir, ocultar y no desvelar de forma adecuada el ente del ser. Heidegger aspira nada menos, que a iluminar el ente mediante el ser, este intento es lo que denominará como ontología.
Heidegger retomará el plexo ente-ser,«eón-eínai» de Parménides, un plexo que en el pensamiento griego quedó pronto oscurecido al disolverse progresivamente en beneficio de la esencia. No queda, por tanto, otro recurso que volver a los inicios, desandar lo andado, como recuerdo o memoria del nacimiento de la metafísica. El pensador alemán considera que nos hemos extraviado por sendas laterales al olvidarnos de la senda que conduce a la verdad delser, y de forma audaz toma sobre sus espaldas la ambiciosa tarea de retomar la pregunta fundamental del pensamiento filosófico de Occidente, tal como ya la había formulado Platón en el Sofista, en el fragmento en que el extranjero le pregunta a Teeto "¿entendéis alguna cosa bajo el nombre de ser?" (9).
Pero el hombre es un ser que debe asumir su carácter de finitud trascendental que asíHeidegger denomina al hombre; finitud que es la expresión más íntima de su estructura, y que ya no significa imperfección, como opuesta a la infinitud, con lo que en rigor ya no tiene sentido negativo como en el caso de Spinoza o de Hegel, puesto que la finitud no es finita ni infinita, sino idéntica al ser, siendo su misma positividad constitutiva como esencial presentarse finito del mismo ser finito.*La «temporalidad» en la filosofía heideggeriana es la estructura misma en la que se manifiesta el ser como finitud, por eso el tiempo es el único horizonte posible de cualquier intelección del ser, todo lo demás es previo a este horizonte. El tiempo llena el espacioso ámbito del ser, porque la verdad del ser es el moverse del hombre en el tiempo que es el acontecer del acontecimiento. El seres sólo y siempre presencia temporal. En estas condiciones, el ser al surgir exclusivamente del incesante fluir de la temporalidad se torna absolutamente precario, perdiendo toda consistencia óntica al resolverse en puro y mero acontecer, disolviéndose en la fluencia del existir temporal. El existir como escenario del ser en el marco de la temporalidad adquiere una primacía respecto a los...
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