Henry Loga - Inherentes

“Inherentes”
Antaño; cuando los ojos eran los gritos del amor y las cartas en prosa, poesía. Cuando para el beso era importante el alma, cuando el valor de las palabras tenía su significado porcarecer de la cruel mentira, se desarrolla esta historia: la historia del nacimiento de una unión.
Joaquín, hombre joven y sincero, tras largas horas de discusión consigo mismo1 decidió pisar el suelode su amada sin desperdiciar una luna más.
Su amada: Lucía, su musa, de su poesía el origen, no contemplaba entre sus planes lo que para Joaquín resultaba una proeza.
Pisó, pues, el suelo alumbradode luna, acto seguido pequeñas rocas golpeaban sutilmente la ventana de su amada debido al tímido impulso que la mano de Joaquín les daba.
Salió su amada; y con ella casi del pecho su corazón, le violos ojos y de allí nació el valor.
Lucía.
Dijo nuestro poeta2 en calidad de saludo, con la efervescencia de su amor en sus venas.
Joaquín.
Respondió cálidamente Lucía como queriendo calmar sutempestad.
Coloco la escalera de forma que le permitiera subir al balcón de su amada3 y dijo:
Hoy, noche de miércoles4 mi corazón, en la necesidad de hablarle5 lo que sin palabras me ha gritado cuandonos vemos en la plaza…
Un poema épico prosiguió.6 Joaquín sin duda deseaba una respuesta perfecta, digna de aquella luna de abril.7 Pero… no se dio…
Lucía después de escuchar atentamente cada palabraque de la boca de su amado salía –porque ella también lo amaba– se disculpó de la forma en que sus lágrimas y su corazón se lo permitieron, dio la media vuelta como ráfaga y se refugió en el interiorde su habitación.
No se dejó ver más. Joaquín intento a conciencia saber de ella mas le fue imposible.
Meses después la noticia; el no creyó. Juan, amigo de Joaquín intentando convencerlo le dijo:Estoy tan lamentablemente seguro del hecho como que son cuatro las letras de mi nombre.8
Era cierto, el periódico lo verificó, Lucía había muerto.
En el destino estaba escrito el precoz sueño...