hernani
La Boda
En Zaragoza
Galería del palacio de Aragón. -En el fondo una escalera que desciende hasta el jardín. A la derecha y a la izquierda dos puertas, que dan a la galería que cierra una balaustrada de dos filas de arcadas moriscas; por encima y a través de ellas se ven en el fondo los jardines del palacio, con luces que van y vienen, y en último término los remates góticos yárabes de dicho palacio, que está iluminado. Es de noche. Se oye música lejana. Máscaras vestidas de dominó, aisladas o en grupo, pasean por el fondo. En el proscenio, un grupo de jóvenes disfrazados, que llevan las caretas en la mano, hablan y ríen ruidosamente.Escena Primera
D. SANCHO SÁNCHEZ DE ZÚÑIGA, conde de Monterrey; D. MATÍAS CENTURIÓN, marqués de Almuñán; D. RICARDO DE ROJAS, condede Casapalma; D. FRANCISCO DE SOTOMAYOR, conde de Bellalcázar; D. GARCI-MÁRQUEZ DE CARVAJAL, conde de Peñalver.
GARCI: ¡Viva la novia y viva la alegría!
MATÍAS: Zaragoza entera se asoma esta noche a los balcones.
GARCI: Hace bien, porque jamás vio boda tan rica, novios tan gallardos ni noche tan hermosa.
MATÍAS: Esa boda se debe al emperador.
SANCHO: ¿Os acordáis, marqués, de ciertanoche que íbamos los dos con él en busca de aventuras? ¡Quién nos había de haber dicho entonces que aquello había de acabar así!
RICARDO: Yo fui de la partida y os contaré lo que nos sucedió. Tres galanes, un bandido, un duque y un rey, sitiaban al mismo tiempo el corazón de una mujer: dieron el asalto y ganó el bandido.
FRANCISCO: Eso es muy natural. El amor y la fortuna, en España, comoen todas partes, juegan con dados falsos y hacen ganar el fullero.
RICARDO: Yo hice carrera presenciando esos amoríos, que me hicieron ser primero conde, luego grande de España y después mayordomo de palacio. No he perdido el tiempo.
SANCHO: El secreto de vuestro encumbramiento consiste siempre en encontraros en el camino del rey...
RICARDO: Y en hacer valer mis derechos y mis servicios.GARCI: Y en aprovecharos de sus distracciones.
MATÍAS: ¿Y qué se ha hecho el duque de Silva? ¿Estará preparándose el ataúd?
SANCHO: No os burléis de él, marqués; el duque era hombre de buen temple y amaba a doña Sol. Sesenta años tardó en empezar a encanecer, y un solo día ha bastado para que encaneciera del todo.
GARCI: ¿No ha regresado a Zaragoza?
SANCHO: ¿Para presenciar la bodahabía de regresar?
FRANCISCO: ¿Y qué hace el emperador?
SANCHO: El emperador está muy triste: Lutero le tiene pensativo.
RICARDO: Buen cuidado me daría a mí Lutero. Acabaría con él muy pronto con cuatro soldados.
MATÍAS: Solimán también le hace sombra.
GARCI: ¿Pero qué diablos nos importan a nosotros Lutero ni Solimán? Las mujeres son hermosas, el baile de máscaras está muy animado;vamos a divertirnos.
SANCHO: Eso es lo esencial.
RICARDO: Tiene razón Garci-Márquez. Yo soy otro cuando estoy en una fiesta; en cuanto me pongo el antifaz me parece que me pongo otra cabeza.
FRANCISCO. (Indicando la puerta de la derecha.)- ¿Ésa es la habitación de los desposados?
GARCI: Sí, y pronto vendrán.
FRANCISCO: ¿Vendrán?
GARCI: Sin duda alguna.
FRANCISCO: Tantomejor.
SANCHO: La novia es bellísima.
RICARDO: Y el emperador demasiado bondadoso: no contento con perdonar al rebelde Hernani, le colma de títulos y le une en matrimonio con doña Sol. Si yo hubiese sido el emperador, hubiera destinado para él un lecho de piedra y para ella un lecho de pluma.
SANCHO. (Bajo a D. MATÍAS.)- De buena gana le daría una estocada a ese necio presumido.
RICARDO:¿Qué estáis diciendo?
MATÍAS. (Bajo a D. SANCHO.)- No arméis contienda ahora. Me recita un soneto del Petrarca.
GARCI: ¿Habéis observado, señores, entre las flores, las mujeres y los trajes de colores, un espectro con dominó negro, que permanecía de pie apoyado contra una balaustrada?
RICARDO: Sí.
GARCI: ¿Quién es?
RICARDO: Por su talla y por su aire me parece que es D. Pancracio,...
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