Heroinas de venezuela
LA LLUVIA
La luz de la luna entraba por todas las rendijas del rancho y el ruido del viento en el maizal, compacto y menudo como de lluvia. En la sombra acuchillada de láminasclaras oscilaba el chinchorro lento del viejo zambo; acompasadamente chirriaba la atadura de la cuerda sobre la madera y se oía la respiración corta y silbosa de la mujer que estaba echada sobre elcatre del rincón.
La patinadura del aire sobre las hojas secas del maíz y de los árboles sonaba cada vez más a lluvia, poniendo un eco húmedo en el ambiente terroso y sólido.
Se oía en el hondo, comobajo piedra, el latido de la sangre girando ansiosamente.
La mujer sudorosa e insomne prestó oído, entreabrió los ojos, trató de adivinar por las rayas luminosas, atisbó un momento, miró elchinchorro quieto y pesado, y llamó con voz agria.
- ¡Jesuso!
Calmó la voz esperando respuesta y entre tanto, comentó alzadamente:
- Duerme como un palo. Para nada sirve. Si vive como si estuvieramuerto...
El dormido salió a la vista con la llamada, desperezóse y preguntó con voz cansina:
- ¿Qué pasa Eusebia? ¿Qué escándalo es ése? Ni a la noche puedes dejar en paz a la gente.
- Cállate,Jesuso, y oye.
- Qué.
- Está lloviendo, lloviendo, ¡Jesuso! Y ni lo oyes. ¡Hasta sordo te has puesto!
Con esfuerzo, malhumorado, el viejo se incorporó, corrió a la puerta, la abrió violentamente yrecibió en la cara y en el cuerpo medio desnudo la plateadura de la luna llena y el soplo ardiente que subía por la ladera del conuco agitando las sombras. Lucían todas las estrellas.
Alargó haciala intemperie la mano abierta, sin sentir una gota.
Dejó caer la mano, aflojó los músculos y recostóse en el marco de la puerta.
- ¿Ves, vieja loca, tu aguacero? Ganas de trabajar la paciencia. Lamujer quedóse con los ojos fijos mirando la gran claridad que entraba por la puerta. Una rápida gota de sudor le cosquilleó la mejilla. El vaho cálido inundaba el recinto.
Jesús tornó a cerrar,...
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