Hevaristo el sauce que murio de amor
Mazuelos era huérfano y guardaba al igual que el sauce, un vago recuerdo de sus padres. Así como el sauce era árbol que solo servíapara cobijar a los campesinos a la hora cálida del medio día, Mazuelos solo servía en la aldea para escuchar las charlas de quienes solían cobijarse en la botica.
Y así como el sauce daba unasombra indiferente a los gañanes mientras sus raíces rojas jugueteaban en el agua de la acequia, así él oía con desganada abnegación, la charla de los otros, mientras jugaba, el espíritu fijo en una idealejana, con la cadena de su reloj, o hacía con su dedo índice gancho a la oreja de su botín de elástico, cruzadas, unas sobre otras, las enjutas magras piernas.
Mazuelos estaba enamorado de BlancaLuz, hija del juez de Primera Instancia, una chiquilla de alegre catadura, esmirriada y raquítica.
Si Evaristo, el melancólico sauce de la parcela en vez de ser plantado en las afueras de P.,hubiera sido sembrado como era lógico, en los grandes saucedales, su vida no resultaría tan solitaria y trágica.
Aquel sauce, como el farmacéutico Mazuelos, sentía, desde muchos años atrás. La necesidadde un afecto, el dulce beso de una hembra, la caricia perfumada de una unión indispensable. Envejeció Evaristo, el enamorado boticario, sin tener noticias de su amada Blanca Luz.
EnvejecióEvaristo, el sauce de la parcela, viendo secarse, estériles, sus flores en cada primavera. Solía, por instinto, Mazuelos, hacer una excursión crepuscular hasta el remoto sitio donde el sauce, al bordo del...
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