Hey, Dad

“Hey, Dad”

– ¡Vamos, Philip! –Morgan gritó esta vez más fuerte. Estaba harto de fingir que no lo escuchaba.
–Philip, Morgan te está llamando. ¿No quieres ir a jugar? –Mimadre, acomodada en el mismo nido en el que incubó mi huevo, me miró ceñuda, si eso es posible en una gallina.
Negué con la cabeza y subí al nido. Vi como el resto de los pollitos, que habían nacidoeste año al igual que yo, se iban con Morgan y sus amigos, los pollitos de la granja de al lado.
–Mamá –la llamé antes de que se quedase dormida.
–Dime, hijo –se desperezó. Ya empezaba a dormirse yeso que todavía no era ni mediodía.
–Cuéntame otra vez cómo era papá –me acurruqué junto a ella.
Su mirada se iluminó y me resguardó bajo una de sus alas. Todo el mundo sabía que mi padre era el mejorgallo de todo el condado, o al menos, lo había sido. Todo el mundo recuerda también el día en el que un camión blanco con un gran sol amarillo se lo llevó.
Mi madre empezó a hablar de mi padre, delplumaje abundante y brillante que tenía, de cómo su pico era curvo y perfectamente dorado. De cómo nadie, ni siquiera los gatos salvajes de la zona se atrevían con él. Y los humanos, ja, los humanosestaban tan orgullosos de él y de su potente voz que los despertaba al amanecer que se lo llevaron por todo el condado a través de concursos que ganó uno tras otro.
Pero cuando llegó el camión blanco,ya no supimos nada más de él. Mi madre recuerda que era Navidad porque los humanos tenían todo adornado con luces y escuchaba las letras de los villancicos. Pero nunca más volvieron a ver a mi padre.Me quedé dormido con el cacareo de mi madre mientras me contaba, orgullosa, la historia. Cerré los ojos por última vez antes de quedarme profundamente dormido. Me dormí con un camión blanco y un solamarillo en mente.

Camino sacando pecho al llegar al tejado. Mi plumaje oscuro y brillante recuerda a todo el mundo a mi padre, pero me dicen que mi voz es más potente, y mi plumaje, mas...