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1. Desde el principio de la historia, el individuo como tal no tenía derechos y libertades. La polis, o la metrópoli, era la que contaba con este privilegio, pues la persona estaba subordinado a esteconjunto social. Aun así, no se puede decir que los intereses del individuo son idénticos a los de la sociedad en su conjunto. Todo sujeto reivindica frente a la sociedad una serie de libertades queson exigidas como derechos. Estas son por ejemplo la libertad de reunión, de desplazamiento por un territorio, de asociación, de expresión, de conciencia, etc. Aun así, hasta 1948, no se consiguió laigualdad entre todas las personas. Se discriminaba por color, raza o condición social. No fue hasta La Declaración Universal de los Derechos Humanos que se hizo pública toda aspiración legal de losderechos del ser humano. Desde este momento, los derechos fundamentales de las personas pasaron a ser igualitarios independientemente de su raza, sexo, condición social o económica, etc. Después de estaprimera generación de Derechos Fundamentales, la segunda generación, trajo consigo nuevos derechos durante el siglo XIX. Estos fueron derechos económicos y sociales. Un nivel de vida adecuado,derecho a la educación gratuita, a tener vestimenta, a una vivienda, a que se le asegure salud a él y a su familia, al bienestar, a la alimentación, a la asistencia médica y a los servicios socialesnecesarios. También indica que se tiene derecho a escoger un trabajo y a la protección contra el desempleo. La primera generación correspondió entonces a derechos civiles y políticos, y no exigían unosmedios económicos mínimos, por lo que fue más fácil aceptarlos para la sociedad. La segunda generación requería un esfuerzo extra, y cada comunidad tenía que comprometerse con los habitantes para ser capazde proporcionar esos derechos.

2. Los derechos enunciados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos tienen como base el reconocer la dignidad de la persona que es inherente, es decir...