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I CAPITULO
Ya hacía un año. En aquel parque tan taciturno como su soledad, Juana con apenas con ocho años de vida y una eternidad de calamidades, pretendía vender sus dulces a las personas que gozaban de sus vidas y familias. Lucas se hallaba bajo un gran árbol con su única riqueza BMO un muñeco de trapo, dolor y miles de lágrimas sangrando en su delicada y joven tez.
-Porqué llora Ñerito–Dijo Juana entre el interés y la burla
-Solo tengo siete años, Mis papas, no sé dónde están, creo que me dejaron porque soy un estor…
La melancolía cubrió de gritos desgarrados al pequeño niño impidiéndolo terminar su respuesta.
Juana pensó que estaba tan sola que una soledad como compañía, menguaría su tétrica nostalgia. Además el pequeño niño podría ayudarle en sus ventas.
-Chino no chille quelos machitos no tienen por qué hacerlo, camine a ver, ayúdeme a camellar y yo le doy hay pa’ una aguapanelita al menos
El niño entre satisfacción y nervios se había levantado del suelo y había abrazado enfáticamente a Juana, quien con extrañes del acto lo había hecho caer de un empujón de asombro.
-Bueno hágale mijo, que toca ganarse el pancito de la comida.
Ah sí y ¿cómo es que se llamapelaito?
-Me llamo Lucas, ¿y usted?
-Llámeme Juanita.
Ya hacía un año que habían abandonado la aflicción de la soledad para tener una mano sucia con quien jugar soñar y volar.
Ya hacía un año que habían cambiado la incertidumbre por la felicidad y la compañía, ya hacía un año que se encontraban cada sábado en el mismo lugar….



II CAPITULO
Se hace noche, el frio no perdona el hambreno da espera y el miedo se prolifera en el éter, Juana se retira de su trabajo, y saltando sobre cada charco que encuentra se dirige al almacén de siempre. Allí está, en medio de las canecas de basura, con una sonrisa de paloma y con una alegría de futuro, Lucas, quien igual que ella no obtuvo una buena ganancia, mas salta brilla y colorea con un espectáculo de felicidad la calle fría yolvidadiza.
Imparables abrazos destellando infancia y la resistencia de esta ante el desespero hacen de la noche, de su noche, un circo de emociones. Los abrazos calman el hambre y el sueño durante toda la velada de risas quiméricas.
Lucas ha traído un pequeño dulce a Juana quien lo recibe en forma de trueque por un beso bien estampado en la frente de su amigo. Es el plan de cada sábado, mirar aquelprograma nocturno donde gobiernan las risas, y la vida se transforma en una efímera comedia.

La función de risas y acrobacias áreas ha finalizado, los niños cabalgan sus enormes elefantes alados y van soltando con el ritmo de las carcajadas utópicos sueños de cuna. Se dirigen a la casa de la señora que les da un par de cartones para que duerman y agua de panela esporádicamente a cambio deque vendan sus dulces.
El cuadro se convertía en una espeluznante reminiscencia, ni Juanita ni Lucas habían tenido una buena venta aquel día, y la señora (quien ellos habían apodado Jabalí por su desmesurado sobrepeso) solía darles una lección por medio del dolor y llantos ahogados.

Lo que había iniciado como una danza entre la ternura y la felicidad, había culminado en rostros opacos ysueños sofocados en el calvario del temor. El deseo de escapar los seduce, pero la pobreza extrema y el lodazal de miedo donde están sumidos los paraliza.






CAPITULO III
La semana siguiente concretan en encontrarse en el parque para jugar un rato y aprovechar el festivo para la venta de sus nuevos productos, una nueva marca de chocolatinas norteamericanas que por su simple nombre eninglés atraía considerablemente a las personas.
El día llega, el reloj se detiene, el tiempo se esfuma y entre cosquillas lágrimas de sueños y risas, las alas policromáticas de los niños se despliegan hasta cubrir el cielo de las sutilezas de la vida, la delicadeza de la infancia y la seria vehemencia del juego.
En uno de esos incomprensibles momentos de la vida, la escena cambia y con ella el...