Histaria
I. La casa de la armonía
Desde los attentats de 2001, Oriente Próximo ha ocupado el proscenio político mundial: bombardeo aéreo de Afganistán, expansión a través de Cisjordania, ocupación de Iraq, acordonamiento de Irán, nueva invasión del Líbano, intervención en Somalia. La ofensivaestadounidense en la región ha dominado los titulares y ha polarizado a la opinión pública doméstica e internacional.
Ha surgido una copiosa literatura acerca de sus consecuencias para la trayectoria de vuelo de la potencia estadounidense y la dirección de la historia mundial desde finales de la Guerra Fría. En el propio establishment estadounidense, los temores de una debacle en Iraq peor quela que se produjo en Vietnam no son una excepción. Sin embargo, la analogía debería servir de advertencia. La humillante derrota militar en Indochina no condujo a un debilitamiento de la posición global de Estados Unidos. Por el contrario, se vio acompañada por un desplazamiento tectónico a su favor, a medida que China se convirtió en un aliado de facto, mientras que la URSS se hundió en un decliveterminal. Poco más de una década después de que el embajador estadounidense huyera de Saigón, el presidente estadounidense aterrizaba como vencedor en Moscú. Hoy en Vietnam las compañías estadounidenses son tan bienvenidas como las misiones del Pentágono. Las analogías históricas nunca pueden servir sino de sugerencia, y con frecuencia son engañosas. Pero cambios de tal envergadura sirven derecordatorio del contraste que puede existir entre las profundidades y la superficie en el mar de los acontecimientos.
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Siete u ocho años son un periodo corto para tirar una plomada. No obstante, si lo intentamos, ¿cómo se presentan los principales desarrollos? Se mire como se mire, el más importante debe ser con mucho el surgimiento de China como el nuevo taller del mundo: no sólo la rápidaexpansión de una enorme economía nacional, sino la modificación estructural del mercado mundial, con un impacto global más próximo a la Inglaterra victoriana que a los escenarios más pueblerinos de Estados Unidos durante la Edad de oro (1870-1900) –e incluso del de después de la Segunda Guerra Mundial. Del altísimo crecimiento de China se desprenden tres consecuencias. En el plano interno, ha creado, enmedio de un crecimiento espectacular de las desigualdades, una sólida clase media apegada al statu quo, y una convicción ideológica general, que se extiende mucho más allá de la clase media, de los beneficios de la empresa privada. En el plano internacional, ha encerrado a la RPCh en un íntimo abrazo con Estados Unidos, de resultas de un grado de interdependencia económica que supera el de Japón.En el plano global, ha contribuido en los últimos cuatro años a sostener –o a desatar– tasas de crecimiento mundial que no se conocían desde la década de 1960.
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¿Y qué sucede con Japón, que sigue siendo la segunda economía capitalista más grande? Después de una década de deflación y estancamiento, finalmente ha recobrado un cierto impulso –en gran medida respaldado por la demanda china–...
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