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NO QUIERO UN FIN SIN TI.

Voy caminando por la calle con mis cascos de música puestos. Pulso play aleatorio. Tranquilamente observo como los pájaros hacen su especie de ritual de migración, cuando de repente paso por ese lugar, aquel lugar en el que tú y yo nos conocimos. Automáticamente se pone nuestra canción en el reproductor. El aleatorio ¿Me ama o me odia?, ¿quiere hacerme recordarte?, ¿porqué tanta coincidencia? Preguntas y más preguntas se pasan por mi mente, pero ni yo ni mi subconsciente sabemos responder a todas ellas.
Solo sé que después de que se me haya erizado todo el bello, lo siguiente es una sonrisa dibujada en mi rostro.

Todo empezó aquel 6 de noviembre, cuando decidí salir de casa en busca de mi champú favorito, ese que huele a frutas del bosque. Paso tras paso fuiacortando la distancia hasta llegar al supermercado. Como de costumbre iba escuchando mi música. En aquel caso la canción de "Vencer al amor" mientras tarareaba su estribillo: y volar, y acariciar el cielo con mis manos... Estaba contenta, había aprobado la asignatura que más me costaba de todas y yo lo estaba celebrando yendo a comprar un estúpido champú. Llegué a aquella pared grafiteada y mepercaté de que el cordón de mi zapato estaba desatado, así que me arrodillé, me lo até y al levantar la vista, vi a alguien que giraba la esquina de aquella calle. Me parecía guapo, atractivo, me alegró la vista.
Él me miró, lo miré y una vez nos cruzamos pensé dentro de mi "Si se vuelve para mirarme, es que está enamorado". Típico proverbio en el que creen algunas chicas. Me giré y sí, ahí estaba élmirándome con sus ojos marrones. Me giré inmediatamente, alterada y así decidí seguir mi camino hacia el supermercado. Me empezaron a rondar diferentes preguntas en la cabeza: ¿Quién era?, ¿por qué se había girado?, ¿por qué me miraba así? No lo sé, no os puedo responder, al igual que no me pude responder a mi misma aquel 6 de noviembre.

Al día siguiente, llegué del instituto a casa, intentéhacerme la comida, pero joder, no quedaban huevos y... ¿Alguien me explica que es un arroz a la cubana sin huevo? ¡Nada! Cogí dinero, mis cascos y otra vez de camino al supermercado. Me distraí unos minutos mirando la pantalla de mi móvil, y de repente un fuerte golpe me dejó atónita, ¿pero qué cojones pasaba? Madre mía, era él, me estaba mirando y mis primeras palabras fueron:
-Lo siento.
-Nada,tranquila.- respondió él sonriendo.
-¿Estás bien?
-Sí, sí, no ha sido nada.
-Es que me he distraído un momento y...
-Tranquila, de verdad.- me volvió a decir sonriendo.

¿Por qué esa sonrisa tan bonita?

-Bueno, me tengo que ir.- dijo el chico de manera acelerada.
-¡Pero espera!, ¿cómo te llamas?-Le pregunté.
-Si te lo digo, no te calentarás la cabeza conmigo... -sonrió él pícaramente.
-¿Disculpa?Ni que fueras el centro del mundo, campeón- dije en tono vacilón.

Él se rió y como no supo qué responder, se puso sus cascos y se evadió del mundo que le envolvía. Yo hice lo mismo y fui a por los huevos.
Pasaron los días, las semanas, un mes entero y no me lo volví a encontrar.... ¿Debería de preocuparme?, ¿qué más me daba? No lo conocía de nada, no le di más importancia al hecho.

Ya se ibanacercando las navidades y eso conllevaba al gran cotarro de compras navideñas, comilonas, las quedadas multitudinarias familiares en las que sólo se habla de política, hasta que tus tíos se empiezan a tirar del pelo, tus primos a llorar, a tu abuelo se le empieza a caer la salivilla... ¿Es necesario llegar a esos extremos para dar por finalizada la comida de Navidad? Siempre me lo voy a estarpreguntando.

Cogí mi abrigo. Lo único que quería en aquel instante era desaparecer del salón de casa de mi abuela e ir a dar una vuelta.
Despasé el pestillo de la puerta y abrí, allí un viento frío arañó todos los poros de mi cara, pero eso no era ningún impedimento para salir de aquel zoológico.
Fui a parar al primer banco que vi, no sé ni como pero me giré y allí estaba la pared grafiteada donde...