Historia de españa
1. Introducción
2. Antecedentes
2.1. El Consenso: contenido político de los Acuerdos de la
Moncloa
2.2. Los regímenes preautónomicos: una respuesta a un triple
reto
3. Las Cortes Generales. Elaboración y aprobación de la Constitución
4. Sistema político y valoración de la Constitución
#
Introducción
No todas las transicionespolíticas conducen al mismo tipo de democracia, pudiéndose hablar de democracias corporativas, electoralistas, populistas o consensuales, según cl papel jugado en cada uno de los procesos por los actores políticos, los sociales y el Estado. En el caso español existe una amplia coincidencia en situarla en el tipo de democracia consensual, debido al predominio de la sociedad civil y a la ponderacióndel proceso, fruto del control de los reformistas. Los actores están representados por los partidos políticos y la corona, siendo las características básicas de dicho tipo de democracia:
*
Un fuerte poder moderador/arbitral;
*
Un proyecto reformista desde el poder; y
*
La moderación de los actores que representan las fuerzas democráticas, es decir, delos rupturistas.
La corona no jugó un papel arbitral en un principio, pues ello le hubiera podido costar su propia permanencia; de hecho, pasado el primer semestre de 1976, el Rey se vinculará decididamente al proyecto reformista. El problema central de la corona fue su excesiva vinculación con el régimen anterior; el 22 de noviembre de 1975, don Juan Carlos no sólo era una incertidumbre, sinotambién, para la mayor parte de la oposición, el continuador del franquismo. Como ya hemos dicho, en el momento de la muerte de Franco el objetivo central del Rey era la consolidación de la monarquía en España, para lo cual necesitó buscar el suficiente consenso social y político. Es en esta búsqueda donde se va a definir un proyecto democrático, aunque el motivo por el que se llega a él se mueveentre el convencimiento personal del monarca, difícil de seguir en las palabras del mismo, y la salvación de la propia institución, circunstancia que aparece de forma más convincente a lo largo de los acontecimientos producidos. A la altura de junio de 1977, la corona había apostado decididamente por la democracia, sin jugar un papel arbitral hasta no ser aprobada la constitución.
La puestaen marcha y aplicación del proyecto reformista desde el poder fue un hecho decisivo, no tanto por la moderación, sino por el control de los aparatos del Estado. A ello hay que añadir la negociación que hubo que llevar a cabo con los rupturistas, lo que sirvió para controlar el conflicto social. No obstante, éste estuvo presente en todo el proceso; buen ejemplo de ello fue el primer trimestre de1976, en el que la ola huelguística promovida por los sindicatos ilegales respondió no sólo a la congelación salarial establecida por el Gobierno, sino también al apoyo del proyecto rupturista.
En esta línea podemos situar las resoluciones del XXVII Congreso del PSOE, cuyo contenido se encuentra muy lejos de cualquier programa moderado, aunque existe una nítida distinción entre el lenguaje yel proyecto político, por una parte, y la práctica política cotidiana por otra. Dicha contradicción se solventará en el Congreso Extraordinario (septiembre de 1979) que se celebra tras la dimisión de Felipe González de la Secretaría General del partido, aunque a costa de una excesiva personalización y una pérdida de la democracia interna, al primar más la lealtad al líder que el debate político.La existencia de huelgas muy rudas y radicalizadas, que desbordan a las direcciones sindicales, la escalada terrorista o la inadecuación de las actuaciones policiales a los nuevos tiempos, son elementos suficientes para poner en duda la moderación.
En cambio, es cierto que desde las élites políticas se opta por la moderación o, mejor dicho, la permanente transacción, ya que las...
Regístrate para leer el documento completo.