Historia De Hari, El Leon

EL DISCIPULADO DE
HARI, EL LEÓN

La madre oveja, que había cuidado de Hari y lo había atendido durante sus primeros años, había olvidado de que no era suya sino que en realidad era hijo de una leona. Y no sólo la madre oveja sino todas las ovejas habían olvidado las extraordinarias circunstancias alrededor del nacimiento de Hari, aunque ocurrieron en vida de la mayoría de ellas.
Cuando todoesto pasó, el nacimiento de Hari produjo momentáneamente pánico en el corazón del rebaño, y era lógico que así fuera. Fue un suceso de lo más inusual y alarmante. En aquel día particular, las ovejas habían estado pastando, balando y siguiéndose una a otra en perfecta felicidad, cuando apareció en el extremo del bosque que linda con el pastizal una leona cobriza. Ella estaba parada olfateando elambiente y mirando a la manada con una sonrisa –mitad desesperada, mitad esperanzada– posándose sobre sus labios. La leona no estaba bien. Su cuerpo estaba hinchado y su respiración consistía en jadeos cortos. No era joven; no había comido en días; estaba por dar a luz, y, lo que era peor, tenía mal su corazón. Lenta y doloridamente se acercó a la manada, sin sacar sus ojos de la misma.
Les tomó untiempo a las ovejas darse cuenta del hecho de que estaban siendo atacada. La leona estaba prácticamente sobre ella antes de que una a una se dieran vuelta para verla. Por varios segundos no hubo ninguna reacción y de repente hubo tales balidos y tal confusa estampida que la leona frunció sus labios mostrando impaciencia y desprecio. Ella no tenía ni la fuerza ni la intención de perseguirlas porel campo para cazarlas. “Tontas”, gruñó.
Ella buscaba una oveja sensible y pronto divisó una linda oveja, que estaba mirándola sin moverse. Sucedió que la oveja había dado a luz sólo media hora antes a un hijo. Estaba dudando entre el impulso de escapar y el impulso de proteger a su bebé y por eso no podía hacer nada. Estaba parada y respiraba pesadamente.
La leona se arrastraba, acercándose, ysaltó alto en el aire, apuntando su cuerpo a la aparentemente voluntariosa oveja. Entonces de repente el largo arco de su movimiento se rompió como cortado en dos, y el gran cuerpo cobrizo cayó pesadamente encima del corderito, errando su verdadero blanco. La oveja parpadeó.
En un momento o dos Hari surgió del cuerpo de la leona, ciego, indefenso y estremecido por la caída. Su madre ya estabamuerta y por más que frotaba su nariz y llorisqueaba no le daba ninguna protección. Así que la abandonó y deambuló sobre el pasto, arrastrándose sobre su estómago, maullando y moviendo su cabeza de un lado a otro. Pronto se aproximó a la oveja, que aún no se había movido; estaba muy aturdida. Sin embargo, destinada a darle alimento a Hari de una u otra manera, y obediente a una voluntad infinitamentemayor a la suya propia, ella se acostó ante la suave solicitud de Hari, y lo alimentó.
Cuando se les pasó el susto, la manada se reunió alrededor del desparejo grupo –Hari, su madrastra, la leona muerta, y el corderito muerto– y balaron.
“¡Qué susto! Me siento totalmente conmovida.”
“Es un milagro que nadie haya salido lastimado.”
“¡Todavía estoy temblando. Miré y ahí estaba ese monstruoamarillo!”
“Trata de olvidarte del asunto, querida. No tiene sentido pensar en ello.”
Esto último no fue un consejo difícil de seguir para las ovejas, y después de un pequeño rato en que seguían comentando lo sucedido, las ovejas volvieron a pastar y todo lo acontecido fue pronto totalmente olvidado. Incluso la madrastra de Hari tuvo de pronto la impresión de que ella le había traído a la vida.Parecía un poco rudo, para ser sinceros, pero adorable.
Cuando Hari crecía sus amiguitos comenzaron a quejarse de él a sus madres:
“Él me pegó”, solían decir.
‘Tú sólo devuélvele el golpe”, contestaban las ovejas madres.
Pero este consejo no parecía servir, la única alternativa parecía no incluirlo en sus juegos, lo cual, a decir verdad, a él no le importaba demasiado.
Así que de entrada no más,...