historia de hoy

 Juan Miguel, Evaristo, Nuria, Pedro y yo teníamos una empresa informática que llevábamos en una oficina de la calle Eloy Gonzalo de Madrid. No nos iba mal, más bien diría que bien. La cosa comenzóa torcerse cuando descubrimos que otra empresa de la competencia tenía los mismos programas que nosotros. Descubrimos poco después que Juan Miguel era el confidente al encontrar en su mesa pruebas quelo delataban. Él lo negó, pero era evidente que la delación había partido de él, por lo que la conversación fue dura: “Juan Miguel, nos has traicionado, tienes mucha carándula”. El pobre, que en elfondo era un buen chico, se quedó hecho un alfeñique.
Este acontecimiento hizo que tomáramos la determinación de intentar una aventura en el campo y para allá que nos fuimos todos excepto Juan Miguel.El primer año fue un auténtico desastre; nuestras reservas naturales de la granja y de la huerta no dieron ni tan siquiera para poder alimentarnos.
Nada es casualidad; al comprobar que nuestrosconocimientos agrícolas y de campo en general no eran suficientes para sacar nuestra “familia” adelante, tomamos la determinación de especializarnos cada uno en un cometido, quedando el reparto comosigue:
Evaristo se había aplicado en los estudios de carpología por lo que las higueras actualmente dan un fruto maravilloso y abundante.
Nuria se especializó en los vinos cuidando las uvas ydepositándolas en los cuévanos con una sutiliza y un cariño que da gusto verlas. No lo hacía ella sola, ya que con su novio, un chico griego llamado Phantea (significa, “de todos los dioses”), que conocióen el pueblo, tenía un contrato que consistía en el intercambio siguiente: ella le enseñaba los secretos de la uva para hacer un buen vino y él la instruía en la difícil lengua de la coiné griega.Como ves, lo mismo Nuria que Phantea sacaban jugo a su bonita relación carpe diem.
Y Pedro, un chico grande, fuerte, que también llamaba la atención porque en su oreja izquierda llevaba un pendiente...