Historia de la Tabla Periódica
Historia
Los seres humanos siempre hemos estado tentados a encontrar una explicación a la
complejidad de la materia que nos rodea. Al principio se pensaba que los elementos de toda
materia se resumían al agua, tierra, fuego y aire. Sin embargo, al cabo del tiempo y gracias a la mejora de las técnicas de experimentación física y química, nos dimos cuenta de que la materia
es en realidad más compleja de lo que parece. Los químicos del siglo XIX encontraron
entonces la necesidad de ordenar los nuevos elementos descubiertos. La primera manera, la
más natural, fue la de clasificarlos por masas atómicas, pero esta clasificación no reflejaba las
diferencias y similitudes entre los elementos. Muchas más clasificaciones fueron adoptadas antes de llegar a la tabla periódica que es utilizada en nuestros días.
Descubrimiento de los elementos químicos
Aunque algunos elementos como el oro (Au), plata (Ag), cobre (Cu), plomo (Pb) y mercurio
(Hg) ya eran conocidos desde la antigüedad, el primer descubrimiento científico de un elemento
ocurrió en el siglo XVII, cuando el alquimista Henning Brand descubrió el fósforo (P). En el siglo XVIII se conocieron numerosos nuevos elementos, los más importantes de los cuales fueron
los gases, con el desarrollo de la química neumática: oxígeno (O), hidrógeno (H) y nitrógeno
(N). También se consolidó en esos años la nueva concepción de elemento, que condujo a
Antoine Lavoisier a escribir su famosa lista de sustancias simples, donde aparecían 33 elementos. A principios del siglo XIX, la aplicación de la pila eléctrica al estudio de fenómenos
químicos condujo al descubrimiento de nuevos elementos, como los metales alcalinos y
alcalino–térreos, sobre todo gracias a los trabajos de Humphry Davy. En 1830 ya se conocían
55 elementos. Posteriormente, a mediados del siglo XIX, con la invención del espectroscopio, se descubrieron nuevos elementos, muchos de ellos nombrados por el color de sus líneas
espectrales características: cesio (Cs, del latín caesĭus, azul), talio (Tl, de tallo, por su color
verde),rubidio (Rb, rojo), etc.
Döbereiner
Este químico alcanzó a elaborar un informe que mostraba una relación entre la masa atómica
de ciertos elementos y sus propiedades en 1817. Él destaca la existencia de similitudes entre elementos agrupados en tríos que él denomina “tríadas”. La tríada del cloro, del bromo y del
yodo es un ejemplo. Pone en evidencia que la masa de uno de los tres elementos de la triada
es intermedia entre la de los otros dos. En 1850 pudimos contar con unas 20 tríadas para llegar
a una primera clasificación coherente.
Chancourtois y Newlands
En 1862 Chancourtois, geólogo francés, pone en evidencia una cierta periodicidad entre los
elementos de la tabla. Fue en 1864 cuando estos intentos dieron su primer fruto importante, cuando Newlands
estableció la ley de las octavas. Habiendo ordenado los elementos conocidos por su peso
atómico y después de disponerlos en columnas verticales de siete elementos cada una,
observó que en muchos casos coincidían en las filas horizontales elementos con propiedades
similares y que presentaban una variación regular. Este orden en columnas
de siete da su nombre a la ley de las octavas, recordando los períodos
musicales. En algunas de las filas horizontales coincidían los elementos cuyas similitudes ya
había señalado Döbereiner. El fallo principal que tuvo Newlands fue el considerar que sus
columnas verticales (que serían equivalentes a períodos en la tabla actual) debían tener siempre la misma longitud. Esto provocaba la coincidencia en algunas filas horizontales de
elementos totalmente dispares y tuvo como consecuencia el que sus trabajos fueran
desestimados.
Julius Lothar Meyer y Dimitri Ivanovich Mendelyev
Dmitri Ivánovich Mendeléyev
publicó su primera Tabla Periódica en
Alemania
. Utilizando como ...
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