Historia de lenguaje

Sonrisas amistosas
La muchacha adinera dueña de la mansión caminaba maquinalmente esperando la llegada de sus viejos compañeros de pensamientos. En su pérdida mirada se podía ver el vivido reflejo de un reloj cuyas manecillas chillaban tristemente al pasar de los largos y torturadores segundos.
La puerta sonó y la sirvienta se apresuro a abrí la. Por el lumbral de la puerta entraron tresjóvenes hombres gallardos y una mujer agraciada, todos de seguro bien acomodados por el calculador y, en su caso, accesible dinero. Saludaron muy cortésmente a la soñara de la mansión, quien prosiguió con el tema de la añorada reunión.
-Mis queridos amigos, el tiempo guarda en sus memorias el último encuentro en que nos vimos, no hace más de diez años que estas reuniones no tenían razón para realizarsepero ahora que se encuentran todos aquí déjenme decirles que es un honor volver a tenerlos en este mi humilde hogar.
- El honor es nuestro. – Respondió la mujer haciendo derroches de cortesía. La sirvienta traía consigo una charola con cinco finas copas de vino tinto.
- Sírvanse. – Ofreció la muchacha. - Os contare esta gélida noche de invierno una historia que de seguro osinteresara o incluso podría llegar a impactar pues una vivencia propia que jamás me había atrevido a relatar está este momento. Escuchad con atención y por favor no guardéis la más pequeña duda de que es cierta. Ocurrió así:
La lectura de un libro particularmente interesante me tenía retraída lo suficiente como para no prestar atención a la urgencia de tener que empacar mis cosas para partir a GranBretaña con mis bien ponderados padres. El último rayo de luz de día me saco de mi lectura tan solo para empezar el equipaje. Siendo ya las diez menos cinco considere prudente descansar para el siguiente día de viaje.
Muy temprano en la mañana estaba ya lista para partir a la estación de trenes y por consiguiente a Gran Bretaña. El viajo a la estación fue remotamente aburrida. Al tomar posición enmi respectivo lugar en el tren me llamo la atención un pasajero en particular, un joven, no mayor a mi por más de dos años pero con un semblante demacrado, piel pálida y mirada vacía, que a él lo hacía ver un tanto enigmático. El joven noto mis miradas de interés sobre él y abrió la puerta del compartimiento sin miramientos, tomo puesto en el asiento de enfrente mío sin pronunciar palabra y mirosin ver nada, por la ventana. Me pareció el acompañante más silencioso que jamás hubiera tenido, no se oía ni siquiera su respirar. Por la ventana del compartimiento observe los campos de Gran Bretaña cada vez más próximos, tome mis maletas y me acomode para en un par de horas bajar del tren. El joven pronuncio al fin, con una fría y doliente voz:
-Soy Drack Nachzeher Upyr Varacolaci, Condeen Gran Bretaña. ¿Quién eres?
- Soy Talamaur Utukku Tlaciques Upier, hija de unos muy provenientes ex gobernantes en Rusia y Alemania.
- Tlaciques, si eres tú. Esta cordialmente invitada a una cena en la Mansión Nachzeher el viernes a las diez en punto.
- Y ya que al parecer estoy invitado a una fiesta de la cual nadie me informe puedo saber si hay algún tipo de invitación. – Me miroincrédulo pero con esa actitud fría que no dejaba de mostrar desde su entada en mi compartimiento.
Se metió la mano en el abrigo negro y saco una tarjeta adornada me la dio y se levanto de un salto, abrió la puerta del compartimiento y salió con aire resuelto. Leí la tarjeta al parecer era una nota de invitación regular y correcta. Llegue a la mansión de mis padres. En ese lugar tan cargado de misrecuerdos mis progenitores me explicaron todo lo que me preguntaba sobre la enigmática reunión de aquel Conde Nachzeher. El tal Conde busca una esposa y ha llamado a las jóvenes del norte de Gran Bretaña a una “reunión” en su Mansión para escoger a la mejor o algo así, fueron las exactas palabras de mi materialista madre y mi padre no pronunció palabra. Si buscaba a la mejor de seguro no...