Historia de Navidad

Hace dos días fue Navidad. Más allá de todo el sentimiento que rodea estas fechas, de
que algunos crean o no en la celebración del día del nacimiento de Jesús o que
compartan o no las costumbres y tradiciones que para estas fiestas hemos ido
adquiriendo y practicando quizá sin preguntarnos el origen de las mismas, creo que sí
hay algo mágico que nos envuelve en esta celebración especial.Creo que ello es en
buena medida lo que alimenta nuestras esperanzas y anhelos: la casi certeza de que
en Navidad todo se hace posible, de que con esa nueva Noche Buena tendremos una
nueva oportunidad de presenciar o ser parte de algo sorprendente e inesperado.

Un Milagro en Navidad

La misa de las seis de la tarde del día de Noche Buena había terminado y la
gente salía de la iglesiavolviendo a sus hogares para prepararse a recibir la Navidad.
Algunos todavía se daban tiempo para finalizar los preparativos de la celebración o
hacer la compra de un regalo de último minuto. Queda poco tiempo y son escasas las
personas que salen a pasear por las calles y parques para quedarse a observar las
luces multicolores con los que se adorna la ciudad en esas fechas.
Patricia iba tomada dela mano de su mamá y de su abuela mientras caminaba
saliendo de la iglesia. Con solo ocho años recién cumplidos, Patricia era una niña
inquieta y ocurrente. Una vez que empezaba a preguntar era difícil que dejara de
hacerlo si es que los adultos intentaban responder tratándola como si ella fuera
demasiado pequeña para comprender.
La abuela de Patricia caminaba lento ayudada por su bastón allado de su hija y
su nieta. Descendió con cuidado una pequeña grada y se dirigió a su izquierda hacia la
imagen de la “Virgen Milagrosa” que se encontraba a unos pasos al lado de la puerta
de la iglesia. Después de santiguarse, cerró los ojos y oró en silencio. Patricia
observaba a su abuela y a su mamá que también había comenzado a orar elevando la
mirada a la imagen de la virgen queestaba ubicada sobre una plataforma decorada
con flores amarillas y blancas. La plataforma cubría un par de recipientes para limosnas

de los que sólo se veía una pequeña ranura a cada lado. Bajo cada ranura había una
inscripción.
Ver que algunas personas se acercaban e introducían monedas en la ranura del
lado izquierdo pero nadie lo hacía en la del lado derecho llamó la atención de Patricia.Ella soltó la mano de su mamá y se acercó para leer la inscripción bajo la ranura del
lado izquierdo. Esta decía: “Limosnas para la Virgen Milagrosa”. Mientras lo leía veía a
personas que se acercaban e introducían una moneda por esa ranura y se alejaban
después de santiguarse. Vio a su mamá y notó que estaba terminando de rezar.
- Mamá, ¿por qué la gente pone monedas ahí? – le preguntóPatricia.
- Hija, es para ayudar a la iglesia. Es para que puedan ayudar a los niños
pobres.
- Mamá, si sólo ponen monedas no va a alcanzar para ayudar a nadie. – reclamó
Patricia.
- Patty, princesa, cada persona pone ahí el dinero que puede según sus
posibilidades.
- Eso no es verdad mamá. Mira ese señor, ese que sube a esa enorme
camioneta como la de mi tío César. ¡Apenas puso una moneditade un sol mamá! ¡Yo
lo vi!
La abuela también había terminado de rezar y quería intervenir. Conociendo
bien a su nieta sabía que no podía ser ligera en su comentario.
- Corazón, nosotros no somos quienes debemos juzgar cuánto dinero dejan las
personas como limosna. Ese será trabajo de Dios cuando llegue el momento.
- ¿Y cuando llega ese momento abuela? – volvió a preguntar Patricia y suabuela se dio cuenta de que ese sería el inicio de los acostumbrados e interminables
cuestionamientos de su nieta.

- Bueno pequeña, será mejor que no nos enredemos con tus preguntas ahora
¿sí? Baste decir que yo estoy más cerca de ese momento que tu madre y tú.
- Entonces creo que tú debes poner mucho dinero ahí abuela… - concluyó
Patricia al mismo tiempo que su mamá le hacía un gesto de...