HISTORIA DE UN SOFÁ

HISTORIA DE UN SOFÁ
Resulta que yo tenía un sofá. Llevaba mucho tiempo conmigo y ciertamente había tenido
una gran utilidad: era blando, elegante, cómodo, versátil..........durante largo tiempo fuetodo lo que yo había soñado. Pero un día, ese sofá empezó a no encajar en mi cuarto.
Quizás era demasiado grande, quizás se le habían saltado los muelles, ¿siempre tuvo ese
color tan estridente? Yfui dejando de sentarme en él, ya no era mi refugio, mi sitio
preferido para cenar. Pero no sabía muy bien qué era lo que quería hacer con esa
creciente sensación de malestar que me producía verlotodos los días.
Un día, empecé a buscar otros sofás, resistiéndome a tirar el mío propio. Miraba catálogo
por catálogo, buscaba en tiendas, consultaba a amigos...pero no tenía suerte. Erandemasiado grandes, o demasiado incómodos, o excesivamente caros, o tenían un color
horrible. Ninguno estaba bien, ninguno era para mí. Mi pobre sofá seguía ahí, al borde del
desahucio y, aunque yo sabía quesus días estaban contados, me convencí de que no lo
cambiaba porque igual todavía no hacía tanta falta, total, menudo consumismo que ahora
lo queremos tirar todo, un sofá nunca es tan bonito comocuando lo compras, hay que
entender eso. Etc Etc Etc. Pensaba todo eso tumbada, mientras sus oxidados muelles me
dejaban dolores de espalda.
Yo proseguía con mi búsqueda hasta que, un día, posandomi mirada distraída por los
muebles de la trigésima tienda en la que entré, se me encendió una luz: ningún sofá
estaba bien, porque buscaba una copia del que ya tenía. Porque no había comprendidoque el nuevo sería distinto, que tendría otras cualidades y viviría otros momentos en él,
que nunca podrían ser los de antes. Porque, para que mi nuevo sofá pudiera encajar en mi
cuarto, primero teníaque llevarme de allí al otro, dejarle espacio, mover los muebles, a lo
mejor pintar las paredes. Porque no había entendido que el pasado es una estación en la
que el tren de la vida no se...