historia de vida

La historia de vida como contradiscurso:
pliegues y repliegues de una mujer
Debbie E. Guerra
Universidad Austral de Chile

Juan Carlos Skewes
Universidad Austral de Chile

Historias de vida
Las biografías constituyen relatos maestros, construcciones que se asientan en las estructuras de poder
desde donde se ejerce la hegemonía. Su foco lo constituye la vida pública de personajes. Encambio, las
historias de vida producidas a través de un intercambio confesional,1 son susurros y gritos que se
generan en el margen, voces que a través de escribas y etnógrafos logran infiltrarse en el discurso
hegemónico y desafiar sus supuestos. Representan una dimensión de la experiencia que no se registra
en las formas oficiales de hacer historia. Dan cuenta de cómo la vida es vivida(Abu-Lughod 1993), de las
contradicciones, dudas, vacilaciones, complicidades, vergüenzas, arrepentimientos, segundas
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intenciones y correcciones que los biógrafos prefieren obviar.
En su relato, los sujetos de las historias de vida muestran las contradicciones a las que se les somete
en su exclusión. Revelan sus prácticas de resistencia, y de acomodación y transformación silenciosa de
lasimposiciones a las que no pueden sustraerse. Desde este punto de vista, las historias de vida explican
la construcción de identidad en un contexto histórico. Más aún, hacen la historia inteligible desde la
perspectiva de la persona.
La historia de vida es un ejercicio des-esencializador que reconoce al otro su capacidad
transformadora, su agencia. La historia de vida incorpora no sólo la experienciadel otro, sino aquel
dominio de la experiencia que no se doblega al verbo oficial. Así como la autobiografía se construye
como una celebración del poder, su opuesto, la historia de vida, la amenaza, erosiona su poder y su
imagen (Okely 1992:7).
Al situarse en los pliegues y repliegues de la historia, las confesiones introducen fisuras en el dominio
discursivo oficial. Ajenas al canon, lasconfesiones ponen en contacto la historia íntima con la historia
oficial, sometiendo esta última al juicio del otro. Al así hacerlo, las historias de vida abren espacio para
nuevas formas de interpretación de los procesos sociales, invitan a pensar la sociedad desde el margen.
El registro de estas historias y su inscripción en el mundo de la letra no es un ejercicio neutro. Las
historias de vidapueden ser cooptadas por el exégeta, al estilo del psicoanalista que construye una
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La palabra confesión involucra ciertas complejidades de las que conviene hacerse cargo. Michel Foucault (1993
[1976]:74), usando la antigua acepción del término (como declaración escrita a través de la que el vasallo se
compromete con el señor a cambio del feudo recibido), vincula la confesión con el poder.Ella produce los signos de
los que se alimenta la producción de verdades. Sin embargo, el poder de la confesión, si bien puede usarse para
cooptar el alma del confesante (para dios o para el psicoanálisis), también puede tener efectos desintegradores
sobre los poderes de la ignorancia o del silencio (Soper 1993:46).

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Para una discusión más amplia, véase Okely (1992).

Proposiciones 29,marzo 1999: Guerra & Skewes, “La historia de vida como c ontradiscurso...”

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verdad para su paciente. Pero también cabe la posibilidad de posicionarse contra la Cultura que excluye
las vidas cuyas historias son transcritas. Es en este sentido, desde nuestro punto de vista, que el hacer
historias de vida cobra vigencia: cuando estas historias tuercen el sentido común que se instaura como3
dogma, el escriba, el Hermes, quien —pese a que prometió no mentir, no prometió contar la verdad
completa (Crapanzano 1986)— cumple su misión de ensanchar el campo de lo posible y hacer inteligible
al otro.
La historia de vida se construye a través del encuentro con el escriba. A diferencia de las biografías,
cuyos textos transmiten la noción de finalidad, de una secuencia de vida llevada...