Historia del guerrero y la cautiva y el informe de brodie de borges

Nadie es alguien, un solo hombre inmortal es todos los hombres.

Jorge Luis Borges, El inmortal.

La preocupación por la inmortalidad es un pensamiento, usualmente indeseado, que tarde o temprano se inmiscuye en nuestras reflexiones y causa, usualmente, un gran desasosiego. Para algunos, quizás la mayoría, pensar en la muerte y en la posibilidad de una discontinuidad es una actividad que selimita a los momentos previos al deceso. De ahí la creencia popular, por demás verosímil, que sostiene que las personas de edad piensan más en la muerte: entre más vivimos, más nos aferramos a la vida y, por lo tanto, consideramos con mayor frecuencia (y terror) qué pasaría si no existiésemos. Sin embargo, para otros el desasosiego que provoca la muerte no es un sentimiento postrero sino, por elcontrario, bastante prematuro. Considero que ése es el caso de Jorge Luis Borges que ya en 1923, y con apenas veinticuatro años, se estaba preguntando por la muerte y la posibilidad de una inmortalidad.

El poema Inscripción en cualquier sepulcro es aparentemente sencillo: propone la idea de que las inscripciones de un sepulcro aleatorio (y de todos las sepulturas, por extensión) son, aunquetemerarias, impotentes frente al olvido. El mármol (incluyendo sus adornos, sean escritos, pictóricos u escultóricos), no es espacio suficiente para contener la vida de un hombre, muchos menos sus palabras y actos. No obstante, el panorama que nos ofrece el poema no es del todo desesperanzador. Si bien todos buscamos en soledad la perdurabilidad y creemos falazmente visualizarla en la materialidad deuna tumba, un mausoleo o unas cenizas, Borges nos alerta del error (dirigiéndose directamente al lector) y propone una alternativa: lo esencial de un hombre, de todos los hombres, perdura en las demás personas.

El poema tiene un carácter universal. Esa inscripción, presente en cualquier sepulcro, puede encontrarse en un cementerio de América o de Europa, del norte o del sur. Sin embargo, nopodemos olvidar que el poema hace parte de Fervor de Buenos Aires, de ahí que no sea del todo descabellado pensar que ese sepulcro podría estar en La Recoleta, así la imagen del poema evoque una especie de sepulcro platónico.

Recordemos la parte final del poema para analizar mejor la idea de inmortalidad que propone Borges aquí:

Ciegamente reclama duración el alma arbitraria
cuando la tieneasegurada en vidas ajenas,
cuando tú mismo eres el espejo y la réplica
de quienes no alcanzaron tu tiempo
y otros serán (y son) tu inmortalidad en la tierra.

Somos como un eslabón en la eterna cadena del tiempo, somos reflejo de quienes nos antecedieron y, así mismo, otros serán nuestro reflejo en el futuro. Es como si al morir nuestra esencia humana se disolviera en los hombres que quedan yellos (junto con nosotros mismos), a su vez, fueran a hacer parte de quienes los sucedieran, per saecula seaculorum. Esto lo podemos ver también en Remordimiento por cualquier muerte:

Todo se lo robamos, [al muerto]
no le dejamos ni un color ni una sílaba:
aquí está el patio que ya no comparten sus ojos,
allí la acera donde acechó su esperanza.
Aun lo que pensamos
Podría estar pensándoloél;
nos hemos repartido como ladrones
el caudal de las noches y de los días.

Cualquier muerto, es decir, el muerto, hace parte de nosotros, de los vivos. Le hemos robado su ser y su tiempo, así como a nosotros también nos los van a robar. Al morir, hay una pérdida de nuestra identidad, de nuestro yo, pero “lo esencial de la vida fenecida / -la trémula esperanza, / el milagro implacable deldolor y el asombro del goce-” permanece como parte de todos los hombres.

Considero que los dos poemas citados, pero en especial Inscripción en cualquier sepulcro, pueden considerarse como el semillero, el preludio, del cuento El inmortal, donde el autor, veintiséis años después, ahonda precisamente en esta concepción de inmortalidad que he venido describiendo.

El cuento, perteneciente al...