historia del museo
Última semana de agosto de 1939, seis locomotoras, de una partida de 13, zarpan de Alemania rumbo a Guatemala. Días más tarde, el régimen nazi invade Polonia ycomienza la Segunda Guerra Mundial. Huyendo de la marina británica, el barco que transporta las máquinas Krupp consigue refugio en Cartagena de Indias (Colombia). Dos años y medio más tarde laslocomotoras llegan a Guatemala.
“Eran únicas en el mundo, no había otras iguales, ya que habían sido construidas con especificaciones concretas de la International RAILWAYS of CentralAMERICA (IRCA), empresa propietaria del tren guatemalteco”, explica Luis Hernández, director del Museo del Ferrocarril. Actualmente, sólo quedan 2 supervivientes de aquella odisea bélica. Ambasson pasto de la herrumbre en la estación de Zacapa.
William NANNE (en el centro, con pantalón negro) posa con sus hijos junto a la primera locomotora que llegó a Guatemala
La historia delas “alemanas”, como las conocen los amantes de los trenes, es paralela a la historia del sistema ferroviario en el país. Hubo una época en la que este transporte simbolizó un proyecto denación, ahora “están robando los clavos, los rieles, las placas”, explica el ferrocarrilero Otto Aníbal Antón, en Zacapa, “y esa chatarra se está vendiendo a 10 centavos la libra”, añade.El ferrocarril de Guatemala, sueño de modernidad decimonónica, llegó a tener más de 800 kilómetros de trazado interoceánico. Hoy, sólo queda una vía activa entre Guatemala y Puerto Barrios.Con una media de circulación de un tren de carga diario y un descarrilamiento también diario, según informa el personal de Ferrovías, la empresa privada encargada de operar el servicio.“Trabajé en el ferrocarril durante 45 años”, explica Carlos Herrera, un maquinista, de 76 años, “y cuando veo cómo está ahora me entran ganas de llorar. Ahí dejé mi juventud y mi vida”.
Regístrate para leer el documento completo.