Historia General
Comunidad indígena del Chocó vive cercada por minas
Comunidad de Chocó denunció que guerrilleros del ELN sembraron explosivos alrededor de su resguardo.
"Tai naude êperarâ Consuelo de pena piia tonuasé guerrilla y Ejército tai îujade donudepa mea joe wadawe", estas palabras emberas pronunciadas por uno de los líderes indígenas quieren decir: "La comunidad El Consuelo no tenemos libertaddentro del resguardo porque la guerrilla y el Ejército nos tienen confinados".
Y no es para menos. El pasado 5 de septiembre guerrilleros del ELN sembraron minas antipersonal en la vía Medellín-Quibdó, a la altura de la vereda El 12 de Carmen del Atrato, justo al frente del resguardo.
"Escuchamos las explosiones. No hubo víctimas pero el Ejército vino y desactivó varias minas que tenían en esamisma parte. Ahí comenzaron los problemas para nosotros", recordó el líder comunitario.
Horas después del operativo militar, los subversivos llegaron hasta el resguardo escondido en la húmeda montaña e hicieron pública su sospecha: "Ustedes avisaron dónde estaban las minas".
Y les advirtieron que de ahora en adelante solo iban a tener un camino seguro: el que conduce de la comunidad a lacarretera. "En el resto sembraremos minas", dijeron y se perdieron lentamente en el bosque.
Y aunque cumplieron su palabra, desde ese día los 120 emberas -entre ellos 60 niños- no saben lo que es pisar descalzos el fango de la escarpada.
"Yo no dejo salir a mis hijos. De pronto pisan una mina", dijo Evangelina Queragame, habitante de El Consuelo. Antes del confinamiento, la mujer recorría el río Atratocon una batea de barro, buscando el mineral dorado para venderlo a los hermanos blancos y -de esa manera- ayudar a sostener a su familia.
"Pero no puedo, me da miedo encontrarme a los hombres armados y que me violen o me secuestren", añadió con tranquilidad, como si ya hubiese visto o vivido antes esa situación.
Hambre en el resguardo
La carne de guagua (tapir colombiano) es algo que no pruebanhace mucho en El Consuelo.
Poco a poco -y por temor- los cazadores fueron cambiando sus arcos y flechas por azadones y palas. Al no poder adentrarse a la montaña con tranquilidad, tuvieron que sembrar pequeños cultivos de plátano en los patios de sus ranchos de madera y ladrillo, que apenas están creciendo en medio de la pobreza.
"No puedo pescar ni cazar. Mi familia está muriendo de hambre yno puedo hacer nada", se quejó Saúl Tekia, un experimentado cazador que pese a sus 28 años es respetado por sus compadres de El Consuelo, pues pocos saben cazar como él las ranas coloradas, una de las más venenosas del Chocó, que son usadas para hacer letales las flechas de madera.
La difícil situación fue denunciada por el resguardo a varias organizaciones indígenas y sociales del departamento,entre las que están Pastoral Social de Quibdó y la asociación de indígenas del Chocó Orewa, que agrupa a varias comunidades de la región y que se esfuerzan por lograr que los actores armados respeten los territorios de los nativos.
Pero lo que no han hecho en El Consuelo es darle la información a los militares, porque si les piden que desentierren las minas se convertirán en objetivo del ELN."Solo queda resistir. Exigir a los violentos que respeten nuestra autoridad y soberanía", concluyó el líder del resguardo quien pidió reservar su nombre por miedo a que lo maten.
Yeison Gualdrón
Enviado especial de EL TIEMPO
Carmen del Atrato (Chocó).
Publicación
eltiempo.com
Sección
Nación
Fecha de publicación
14 de octubre de 2012
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