historia para un tal gaido

Páginas: 6 (1470 palabras) Publicado: 26 de febrero de 2014
Historia para un tal Gaido (FANTASTICO)

Su historia es así: para él, para Martín Gaido, todo comien­za una noche de los carnavales de 1940, en lo peor de Parque Pa­tricios, frente al basural. La misma noche que Juan –su herma­no– entró como borracho a la pieza, apretándose el estómago con los dos brazos y, antes de caer hecho un ovillo sobre el piso, alcanzó a decir "me la dieron, Martín", yfue lo último que dijo. Esa noche, Martín supo que tenía que arrodillarse junto a su hermano y pre­guntar. Aquella pregunta fue la primera de una serie de preguntas, precisa, irrevocable, estirada a lo largo de veinte años, que debía ter­minar esta noche en un boliche de la costa de San Pedro. Como esa vez Gaido no podía adivinar tanto, simplemente se arrodilló junto a un muerto y preguntó. Sólo seoyó el silencio, o tal vez el sonido lejano de unos pitos de murga, de unas matracas, y se oyó un jura­mento de Martín, una promesa convencional y terrible.
Más tarde se enteró de la pelea. Esto también había sido convencional (todo, supo luego, sería convencional en su historia). Había, por supuesto, un baile, y había una mujer disfrazada de Colombina a la que se disputaban dos hombres. Uno delos hom­bres era Juan; el otro, a juzgar por lo poco que sabían de él, no era nadie. Le contaron que esa noche su hermano atropello a lo loco y un resbalón fortuito mezcló las muertes; después del resbalón, una mascarita vio a Juan levantarse del suelo con los ojos llenos de es­panto, queriendo sacarse su propio cuchillo del cuerpo, y al otro que, sin pestañear, lo clava suciamente, dos veces mástodavía.
Como digo, para él, para Martín Gaido, su vida empieza esa noche. A partir de esos carnavales vivirá persiguiendo a un hom­bre, una especie de sombra escurridiza, ese nadie que parte de los lugares a donde él llega sin dejar más rastros que la memoria gan­gosa de algún borracho acerca de un modo de mirar, el color de un traje o la manera de echarse el sombrero gris sobre los ojos. Lamu­jer no tenía mucha importancia en su historia y no apareció nunca, como si hubiera estado en ese baile sólo unos minutos, para justi­ficar con su disfraz de Colombina la irrealidad del carnaval. La busca del hombre, en cambio, fue un ajedrez lento, inexorable y exacto. Hubo pueblos perdidos, almacenes de llanura, cantineros con sueño a cuyo oído, en voz baja, Martín formuló preguntas, cantinerosque sólo conocían una parte del secreto pero lo condujeron sin remedio a lugares donde el rastro se volvía cada vez más preciso. Hubo esta­ciones de ferrocarril y largas esperas debajo de largos puentes. Hubo camas, mujeres de grandes ojos pintados y caras de tiza, quienes, al enterarse de que Martín sólo había venido para llevarse un nombre, lo miraban con decepción, con estupor o con miedo.Después pasará mucho tiempo y Gaido, por fin, apoyado en el mostrador de un boliche de la costa, estará aguardando paciente­mente que se descorra una cortina de flores desleídas; detrás de la cortina está la puerta por la que ha de aparecer un hombre.
–Ginebra –ha dicho Martín.
En cualquier rincón hay un viejo. Tiene una botella entre las piernas y lo mira con ojos blancos. Afuera, la noche es unlargo y distante eco de perros. Lejos, seguramente pasa un tren.
Entonces sucedió.
Sí, fue en ese momento, al levantar Martín el vaso de gine­bra y llevárselo a los labios.
No puedo asegurar, es cierto, que desde mucho tiempo atrás Gaido no comprendiera, de algún modo, la verdad. El porqué de que él hubiese nacido en lo peor de Parque Patricios, frente al basural, que a su hermano lo mataran comono se olvida y que gente con aspecto de muñecos contestara todas sus preguntas. En algún lugar del juego Martín debió sospechar que su promesa –buscar, dar con un hombre, matarlo y vengar a otro hombre muerto– po­día ser mucho más, o mucho menos, que una promesa. Alguna vez, incluso, sintió vértigo y pensó echarse atrás; pero yo no lo dejé tener miedo. Yo le inventé el coraje. Y ahora cada...
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