Historia relato
Abrí la guantera del auto. Tomé la navaja, una gran navaja de aquellas suizas, cuya marca en este momento nopuedo recordar y comencé a rezar. Pedí que ella me inspirase y me dijese por donde ir. Le dije que por favor no me dejara solo en este momento tan importante y entonces…cerré el auto, caminé hacia el largo pasillo que me llevaría al conocimiento de mi verdadera identidad y mi verdadera religión y comenzó a hablarme. Me dijo que avanzara, querecorriera lentamente todos y cada uno de los pasillos hasta encontrar a quien acabaría con mi ciencia y mi religión y que al momento de encontrarle, terminara con su vida.
Entréal baño, mojé mi rostro, me miré al espejo y entonces me dije: “¡qué demonios! la ciencia me acusa de ser un enfermo, la religión me tiene compasión por mi estado deplorable.Me llaman loco, me llaman enfermo, me dicen estúpido y loco, pero solo ella me comprende”.
De pronto me habló. Me dijo: “Hazlo”. Tomé la navaja, escuché su voz y con unimpulso delirante me arrojé en los brazos de quien me iba a mostrar la verdadera ciencia y religión. Mi voz me dijo: “Mátalo”… y así lo hice. Juro que no quería… no quería hacerlo.
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