Historia
Quienes conocimos al pintor lo recordamos como una persona amable a la par que elegante, de voz pausada, profunda y detalles, como su tupido y bien cuidado bigote, dignos de un exquisitodandy. Cierta tarde de perros, un mesero de la cantina El Centenario, sin que se lo solicitara, llegó a mi mesa con una cuba y los cantantes de boleros detrás. Bebida y complacencia eran cortesías de unamable Scully, quien desde el extremo contrario del local levantó su jaibol y me guiñó un ojo para completar el detalle.
Hijo de istmeños nacido en el DF (aunque a veces mintiera al ubicar a suciudad natal en Veracruz, incluso Cuba), la fiesta, el arte y las mujeres no sólo tenían prioridad en su vida, sino que pocas cosas fuera de eso despertaban su expandida curiosidad.
Desde su infanciaen Córdoba, Veracruz, donde se aficionó al café, al Scully lo sedujeron la gente y la pintura. De dibujar todo lo que veía en la calle, y tras su paso posterior (1980-1985) por la Escuela Nacional deArtes Plásticas, trasladó su oficina a las mesas cercanas a las pista de baile o bajo el escenario en los clubes de jazz, donde explotó su afán extrovertido y cachondón en trazos donde convivíanficheras, pachucos, gánsteres, doñitas, tertulianos o cantineros, junto a músicos de jazz o rumba. En muchos de los cuadros del Scully —fundador de la escuela del neosurrealismo lúdico— destaca la...
Regístrate para leer el documento completo.