Historia
UNA NOVELITA LUMPEN
Roberto Bolaño
ROBERTO BOLAÑO
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Para Lautaro y Alexandra Bolaño
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UNA NOVELITA LUMPEN
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Toda escritura es una marranada. Las personas quesalen de la nada intentando precisar cualquier cosa que pasa por su cabeza, son unos cerdos. Todos los escritores son unos cerdos. Especialmente los de ahora. ANTONIN ARTAUD
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ROBERTO BOLAÑO
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UNO
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UNA NOVELITA LUMPEN
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Ahora soy una madre y también una mujer casada, pero no hace mucho fui una delincuente. Mi hermano y yo nos habíamos quedado huérfanos. Eso de alguna manera lo justificaba todo. No teníamos a nadie. Y todo había sucedido de la noche a la mañana. Nuestros padres murieron en un accidente automovilístico durante las primeras vacaciones que hicieron solos, en una carretera cercana aNápoles, creo, o en otra horrible carretera del sur. Nuestro coche era un Fiat amarillo, de segunda mano, pero que parecía nuevo. De él sólo quedó un amasijo de hierros grises. Cuando lo vi, en el desguazadero de la policía donde había otros coches accidentados, le pregunté a mi hermano por el color. —¿No era amarillo? Mi hermano dijo que sí, claro que era amarillo, pero eso fue antes. Antes delaccidente. Las colisiones deforman el color o deforman nuestra manera de percibir el color. No sé qué quiso decir con eso. Se lo pregunté. Dijo: luz... color... todo. Pensé que el pobre estaba más afectado que yo. Esa noche dormimos en un hotel y al día siguiente volvimos a Roma en tren, con lo que quedaba de nuestros padres, y acompañados por una asistente social o una educadora o una psicóloga, no losé, mi hermano se lo preguntó y yo no oí la respuesta pues iba mirando el paisaje por la ventana. En el entierro sólo apareció una tía, hermana de mi madre, y detrás de mi tía aparecieron sus hijas atroces. Yo miré a mi tía todo el rato (que tampoco fue mucho) y en mas de una ocasión creí descubrir una media sonrisa en sus labios, o a veces una sonrisa entera, y entonces supe (aunque en realidad yalo sabía desde siempre) que mi hermano y yo estábamos solos en este mundo. El entierro fue breve. A la salida del cementerio besamos a nuestra tía y a nuestras primas y ya no las volvimos a ver. Mientras caminábamos a la estación de metro más próxima, le dije a mi hermano que mi tía había sonreído, por no decir que abiertamente se había carcajeado, mientras introducían los ataúdes en susrespectivos nichos. Me contestó que él también se había dado cuenta. A partir de ese momento los días cambiaron. Quiero decir, el transcurso de los días. Quiero decir, aquello que une y que al mismo tiempo marca la frontera entre un día y otro.
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De pronto la noche dejó de existir y todo fueun continuo de sol y luz. Al principio pensé que era debido al cansancio, al shock producido por la repentina desaparición de nuestros padres, pero cuando se lo comenté a mi hermano me dijo que a él le pasaba lo mismo. Sol y luz y explosión de ventanas. Llegué a pensar que nos íbamos a morir. Pero nuestra vida siguió los parámetros establecidos antes de la muerte de nuestros padres. Todas lasmañanas íbamos a la escuela. Hablábamos con aquellos a quienes considerábamos amigos. Estudiábamos, no mucho, pero estudiábamos. La pensión de nuestro padre, tras unos trámites no demasiado complicados, pasó a nuestras manos. Pensamos que nos iba a tocar más y protestamos. Una mañana, delante de un burócrata que trató de explicarnos por qué razón mi padre en vida cobraba equis dinero y tras su...
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