historia

Ensayo











Verano 2014






Hace 28 años conocí por primera vez Copanatoyac, que en Náhuatl significa: “arriba del río”, una comunidad repleta de casas de adobe y calles empedradas, en donde solo había dos pasajeras al día que transportaban a los comerciantes a la ciudad, donde mi difunto abuelito Delfino Rodríguez Acosta era el único doctor, músico ycompositor del pueblo.
Tanto mis padres como mis abuelos no son nativos de Copanatoyac, todos fueron por asares del destino a radicar ahí donde decidieron enraizar porque la vida en comunidad era más fácil y tranquila.
Desde que nací hasta la adolescencia no viví con mis padres como se acostumbra, si no que con mis abuelos maternos. Tuve la crianza de mi abuela y los ejemplos de mi abuelo.
- “Rezaantes de dormir” decía mi abuela, y cuando tronaba el cielo decía: “no te agarres el pelo porque te va a caer un rayo”, y en el día de muertos: “no comas nada de lo que le puse a los difuntos, porque si no se van a enojar y te agarrará salpullido en el cuerpo”.
- Hijo Tino, pinta a los nietos y sobrinos el cuerpo y la cara de carbón, amárrenlos de las manos y llévalos en la calle para festejarla semana santa (decía mi abuelo).
-Canten en las calles por el nacimiento de Jesús de Nazaret y prendan velitas (decía mi abuelo)
Mi vestimenta de infancia era típica, hechas por las manos de mi abuela y mis trencitas adornadas con listones de diversos colores.
Si tuviera que escoger entre todas las etapas de mi vida, sin dudar elegiría la niñez.
Mis padres me pidieron de regreso a los 13años y, fue en ese tiempo que mi padre me enseño a cosechar, a hacer surcos de riego, a trepar en los árboles para arrancar las guayabas, a vender por las calles en la carretilla de mi padre sus ejotes, nanches y hierva buena, con mi huipil y huaraches gritando por las calles ofreciendo mi vendimia.
Fue en la secundaría cuando floreció en mí el gusto por la danza folclórica mexicana. No pasabadesapercibido ninguna fecha conmemorativa o festival del pueblo en el que me daba el placer por presentar mis mejores pasos y peinados. Pero en un mes de diciembre un profesor me escogió frente al grupo para representar a la escuela en una poesía dirigida a la virgen de Guadalupe, yo estaba animosa y nerviosa porque era un nuevo reto, pero la reacción de mis compañeros fue una rotunda no aceptación,porque según ellos yo no me lo merecía por mi color, “la virgen es morena”, decían mis compañeros, “escojan a otra para que se vea coherente a quién va dirigido.
Desde entonces, la misma población mencionaban que, como éramos la única familia de piel blanca hacían una distinción, pero mi familia también hacía la distinción hacia los demás. A pesar de saber eso, yo no me sentía ajena a mi pueblo,correspondía con todo, y mis mejores amigos estaban ahí.
En la hora de convivencia familiar, mis tíos me decían como si fueran discos repetidores: “nunca te vayas a casar o tener hijos con esos indios de Patlicha (náhuatl), y menos te vayas a fijar con los de Potoichan (ñuu´savi)”, peor con los de Ocotequila (ñuu´savi) porque ahí son mañosos, ¡ hay que mejorar la raza!
Me zumbaban los oídos cadaque había una convivencia familiar, escuchaba lo mismo todos los días y a cada año.
Cuando llegue a mi mayoría de edad trabajé y me independicé, en la comunidad de Ocoapa municipio de Copanatoyac, ya sin la compañía y vigilancia de mis padres durante un año y medio impartí clases a alumnos ñuu´savi, con costumbres fuertemente arraigadas. Al principio no sabía cómo tratarlos, no entendía susconversaciones, ni las palabras básicas para entablar una plática. Como profesora, tuve la obligación de aprender su lengua, de incluirme en sus festividades y convivencias. Todas las tardes me reunía con mis alumnos para bailar folclor, y una de esas tardes un señor se me acercó pidiéndome que me casara con su hijo, pues la costumbre del pueblo es que el padre escoge a la esposa de su hijo....