historia

A continuación los diez párrafos de Laurence Cornu:
Transmitir: un nombre, un apellido, una herencia, conocimientos, una historia, “valores”-un secreto, un mensaje, una información-una enfermedad. En los múltiples “objetos” que “pasan” de un ser a otro, y en diversas formas de traspaso, cabe resaltar algunas paradojas: la transmisión puede ser tanto acto consiente de una ultima voluntad comoimpregnación desapercibida-y hasta desconocida- en lo insabido del secreto. Puede ser solemne o clandestina. Puede resultar de un proyecto determinado o de una propagación imprevisible. Hoy nos inquieta la transmisión de valores, la transmisión de la “cultura” de la memoria…
Modalidad de relación con el otro sujeto: transmitir una misiva es constituir al otro como destinario. Transmitir unapellido es reconocer a un niño, reconocerle esa filiación que lo humaniza. Transmitir un “saber”, transmitir conocimientos, es reconocer en otro sujeto la capacidad de saber ese saber, de desearlo, de entenderlo, de desarrollarlo.”construir al sujeto es primero plantearlo/presentarlo como tal, reconocerlo sin justamente pretender fabricarlo de pies a cabeza como si fuera un objeto.es no solo despertarsu curiosidad, su espíritu: es instituirlo como sujeto de conocer.
Sucesion, finitud, reconocimiento de otro requerimiento de sujetos “en su propio nombre”; tales son, en forma muy sumaria, los rasgos de la transmisión humana.
Se habla mucho de ética, y hay cierta propensión a engalanarse con un discurso cómodamente consensual. Es posible desconfiar de proclamas de buena conciencia o de almabella, pero también de voluntarismo o la ilusión tecnicista capaz de dar en un “hay que” ideal o en un miope “no hay más que...”
Pero el hecho es que la explicitación de una “postura ética”, o anunciada como tal, siempre puede ser tramposa por la misma racionalidad del enunciado, a la vez en una abstracción ideal del alma bella y en efectos de enunciación tan pronto complacientes como proselitistasde “postura” moralizante.
El sujeto lleva un nombre, un apellido. El nombre propio dice que lugar se ocupa en un parentesco, y también dice que en ese lugar vinculante hay un recién llegado y también dice que en ese lugar vinculante hay una recién llegado. El nombre propio dice acerca de la transmisión de una filiación y la presentación de una singularidad frágil, prometida a advenir. El nombrepropio es la metáfora de un lugar vinculante y disponible, y el anuncio del “quien” del “quien soy”, pregunta que encuentra después solo en acto y que, en todo su caso, nunca la encuentra haciendo el inventario de “eso” que soy: El sujeto es el acontecer de un nombre.
En la educación , Hanna Arendr ve una responsabilidad exigida por el nacimiento, es decir, por la venida al mundo de recién llegado,lo cual entraña, según ella misma lo dice, una doble responsabilidad: responsabilidad de y por el pasado, que podría verse arruinado, por ignorancia, en razón de la llegada de los nuevos. Pero responsabilidad por esa novedad venidera, que puede ser destruida por la dureza de aquellos que ya están por su reticencia a darles cabida, por su fuerza o su impaciencia.
Dirigirse es también decir lo quese tiene que decir, es portar /gestar lo que tenemos que significar en una relación de presencia, y no solo decir que en un algún lugar hay leyes escritas .Las leyes no escritas tienen otras “inscripciones”: en la mirada, en la voz, en el gesto. Para el sujeto, la cuestión es encontrar “alguien con quien hablar”. Me impresiona esa dificultad del decir, y ese refugio en las leyes, los reglamentos,es decir, ese refugiarse en cuestiones de procedimiento. ¿tendríamos nada más que la inscripción reglamentaria para hacer lazo limite?
Sin duda aquí va anudándose el tema del don, no del don dominante, condescendiente y caritativo, sino del don como intercambio simbólico, en el sentido en que lo estudio el sociólogo Marcel Mauss. El don circula, el don no calculado, ni descontrolado, ni...