historia
Cada vez más mujeres se atreven a publicar avisos ofreciendo su cuerpo para gestar un hijo ajeno. En nuestro país se paga entre 10 mil y 30 mil dólares, aunque el vacío legal sobre el tema y el temor a la condena social empujan a muchas mujeres a buscar solución en EE. UU.
Fue una de esas noches frías, mientras sus siete hijos dormían con la panzavacía, cuando María se decidió a hablarlo con su marido.
"Estás loca", fue la primera reacción de Cristian. María no podía dormir, pensaba -piensa- que la solución para salir de la pobreza estaba en su vientre. Insistió susurrando al oído en el medio de la madrugada. "Si podemos hacer como la chica de Córdoba, me embarazo para otro y con esa plata por lo menos compramos un terrenito", insistió."Estás loca, dormite de una vez", le respondió el marido en la oscuridad.
Pasaron muchas noches hasta que la idea de poner el vientre de María en alquiler se instaló también en la cabeza de Cristian: "Volver a casa después de alguna changa y ver a los chicos descalzos, que se pelean por una frazada o por la comida, eso fue lo que me decidió a apoyar a mi señora. Seamos sinceros, para mí esto estámal, pero es la única forma que encontramos para tener una casa. Pusimos un aviso en Internet. Nos contactaron más de 20 parejas argentinas, de México y España", dice el hombre, 32 años, mientras se fuma un rubio en una plaza de Berazategui, donde la pareja aceptó encontrarse con el cronista de LA NACION.
El anuncio de María y Cristian es uno de los cientos publicados en la Red y, como los otros,contribuye a darle visibilidad pública a una realidad incómoda que, sin embargo, cada vez aparece más. Los avisos los publican las mujeres, pero muchas veces ellas cuentan con el apoyo de sus maridos y parejas, como el único salvavidas para paliar su situación económica. "Monedita que tengo, que voy al cíber a ver la casilla a ver si alguien contestó al aviso", dice Cristian.
En muchos casos, altemor, el desconocimiento y la condena social se suma también la especulación política: cuando un caso toma notoriedad pública, deja al descubierto el contexto de pobreza que empujó la decisión de la mujer que se ofrece y, enseguida, algún funcionario se contacta para pedirle silencio.
Volvió a suceder hace unos días en Córdoba, con una joven oriunda de Salsipuedes que empapeló la terminal deómnibus de Córdoba capital con su número de celular y tres palabras: "Alquilo mi vientre". LA NACION se comunicó con ella para ir a entrevistarla en su casa: "No me dejan hablar con los periodistas, discúlpeme, señor", contestó la joven a la que, según su relato, dirigentes políticos cordobeses, rápidos de reflejos, le prometieron un trabajo y ayudar a su familia a cambio de su silencio.
Lo mismo lehabía sucedido a Paola, otra chica cordobesa de Río Segundo. En 2006, ella había decidido poner su vientre en alquiler con la idea de aliviar un poco la situación de sus cuatro hijos, que usaban bolsas de plástico o toallitas femeninas como pañales. Hoy vive en la misma casa, los chicos ya son cinco y ella dice, roja de la bronca: "No me dieron nada, no hay que creerles a los políticos. Sí, piensoen volver a poner mi vientre en alquiler, creo que cualquier madre lo haría por sus hijos". Desde que se enteraron de lo que "quiso hacer", las vecinas le sacaron el saludo y no dejan que sus hijos jueguen con los de ella.
Con este panorama, se entiende cuando las madres que ya alquilaron un vientre en Estados Unidos y disfrutan de sus chicos en sus casas piden el anonimato, al hablar con LANACION, para evitar lo que piensan que sería un "suicidio social".
Son pocos los que reconocen en público que estas prácticas se realizan en el país. En la Argentina, el alquiler de vientres no está legislado, como ocurre en Estados Unidos, por ejemplo, en donde está permitido en algunos estados. Realizar la operación completa en ese país cuesta entre 30 y 70 mil dólares de "base" promedio. Otros...
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