historia
De una guerra a la otra, durante la primera mitad del siglo XX discurren años de masacre, de crisis y de dictadura, que ocho artículos reinterpretan desde el punto de vista de las relaciones de sexo, interrogando las nociones de igualdad y de diferencia, de resistencia y deconsentimiento, de emancipación y de opresión. Hacia los años veinte y como consecuencia del progreso tecnológiconorteamericano y de las luchas feministas anteriores surge enEstados Unidos un modelo de mujer moderna, que orienta nuestravisión del cambio de los roles sexuales en el siglo XX pero cuyo con formismo es tan grande como su fuerza de emancipación. En el Este,la nueva Unión Soviética da origen a una humanidad industriosa
de dos sexos gemelos en donde las mujeres son las primeras víctimas de
unalegislación muy liberal de la familia/que se da sin lucha y luegose modifica según el arbitrio de los imperativos del poder central. Y,en medio, Europa, quebrada por la Gran Guerra e invadida por lacultura norteamericana, defiende sus particularismos nacionales.Enfrentados al doble desafío de la democratización y de "'la cuestiónde la población
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considerada como una caída demográfica, perotambién como una nueva distribución entre los sexos
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la mayor parte
de los Estados europeos acaba con las distinciones liberales anteriores
entre lo privado y lo público, la familia y el Estado, el individuo y elEstado.\De la Suecia socialdemócrata, respetuosa de las opciones femeninas, a la dictadura fascista y la dictadura nazi, pasando por la Francia republicana, luego dominada por el régimende Vichy, todostratan, más o menos autoritariamente, de ^nacionalizar^ a sus ciudadanas, ya sea mediante el desplazamiento de la maternidad al domi
nio público y el surgimiento de las premisas de los Estados del bienestar,
ya sea mediante la movilización de las mujeres para ponerlas al servicio de la patria en guerra, e, incluso, mediante su regimentaciónen organizaciones consagradas a lagrandeza nacional^ En la Alemania nazi, cuya asimilación a cualquier otro régimen totalitarioresulta imposible
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pese a los intentos revisionistas
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en razón delgenocidio del pueblo judío y del gitano, esta nacionalización destru ye los valores familiares tradicionales y coloca a las mujeres al ser
vicio de la comunidad étnica del pueblo alemán, ya sea como madres,como militantes o comotrabajadoras. Por otra parte, no parece haber dudas acerca de la necesidad de revisar la opinión, inspirada en la ideamarxista o feminista del trabajo emancipador, para la cual los regímenes autoritarios habrían destinado las mujeres a la maternidad.En efecto, no sólo ocurre que el fascismo, el nazismo y el régimen deVichy supieron adaptar su ideología natalista
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-fuertemente mati zada enAlemania por un antinatalismo racista
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a las respectivasrealidades económicas, sino que, además, en la Europa de entregue-rras, no es eso lo que constituye su especificidad. Largo es el camino que va de la nacionalización de las muje
res a "la tentación nacionalista "y de la tentación nacionalista al papel
contradictorio de las mujeres en el nazismo, y difícil el debate histórico, decisivo enesta primera parte. Pasa a través del feminismo, que,en busca de una continuidad en la opresión patriarcal, mostró unacierta tendencia a considerar "a las mujeres (alemanas) como víctimas: a menudo sólo como víctimas, y a veces como las únicas víctimas". Por tanto, hemos tratado, en la medida de lo posible, deencargar los capítulos nacionales a historiadores de los países en cuestión, y enparticular el episodio nacionalsocialista, verdadero desafíode memoria. Así, pues, quien intenta articular elsexismoy el racis
mo nazis es Gisela Bock, cuyo trabajo sirve de eco o contrapunto a otros
trabajos, como los de la francesa Rita Thalmann o la norteamericana Claudia Koonz. Estos trabajos permiten un mejor conocimientode las ideologías y de los movimientos confesionales o laicos,...
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