Historia

Tras un día de hastío completo, Roger decidió que era suficiente.
Durante esa madrugada de insomnio, una más de las tantas que lo han asaltado en los últimos tiempos, acostado en su cama, en la habitación sumida en la más profunda oscuridad, Roger se sintió desbordado emocionalmente. Sus pensamientos negros llenaban su cabeza nuevamente como lo han hecho desde que tiene uso de razón. Fueronproliferando en un terreno fértil desde que era un adolescente imberbe, abonados por el aburrimiento, regados por la soledad, la desilusión y la frustración; la etapa final de un largo proceso iba dando sus frutos.
Se levantó, encendió la lámpara en su mesa de luz y sacó su revolver del cajón, aquel que con su primer sueldo compró para el mismo propósito del de ésta noche. Lo observaba bien, lohabía limpiado y cargado la noche anterior. Recordaba que había elegido un arma de fuego entre todas las otras posibilidades por tener una concepción poco dolorosa y con grandes porcentajes de efectividad. En sus momentos de tristeza y agobio juvenil, a modo de consuelo, había evaluado los mejores métodos para su finalidad. Descartó la cuerda por considerarla muy dolorosa. Arrojarse sobre unvehículo podría resultar también muy doloroso y quizás poco eficaz, además no deseaba causarle problemas a ningún tercero y no le agradaba la idea de sus sesos desparramados a la vista de todos. Incluso se le presentó aquella absurda idea de inyectarse oxígeno en la sangre, pero necesitaba grandes cantidades, lo que lo obligaba a acudir a una estación de servicio para su cometido, sino ¿de qué otro lugarse podría inyectar oxígeno sin levantar mucha sospecha? La imagen que esto había creado en su cabeza de una aguja conectada a una manguera uniendo su vena con el depósito de aire le resultaba, aunque altamente eficaz, irrealizable y extravagante.
Mientras se dirigía hacia la cocina con el revolver en la mano, recordaba aquellas palabras que un día le dijo un conocido de él sobre un intentofallido también con un arma de fuego; la persona del relato no había muerto porque se disparó de forma errónea o había ocurrido un milagro. Roger no sabía sobre la veracidad del relato pero le aterraba la idea de quedar discapacitado -recordaba las palabras de su difunta madre sobre las personas minusválidas: “Yo vendo todo y le pago a un médico para que lo mate...”-. Abrió la puerta del placar yretiró de allí un recipiente con veneno para ratas como supuesto seguro ante una mala jugada del destino.
Quería terminar todo en su cama, así que se dispuso a volver hacia allí. En el camino pasó por el retrato de la persona que él consideraba su verdadero amor. Aquel amor platónico que nunca tuvo lugar, al que nunca se atrevió a confesarle sus sentimientos y del cual hasta el momento se sientemuy orgulloso porque como nunca la tuvo, nunca la perdió. Siempre se mantuvo cerca de ella como su amigo brindándole todo lo que podía. Ella ocupaba el máximo ideal en su cabeza de belleza y bondad, además la concebía como el mejor ejemplo de lo que una madre debe ser.
Quizás ella no era en realidad ni la mitad de lo que Roger pensaba.
Ahí estaba en esa foto junto a él tomados de la manobailando el vals de su casamiento. Se veía tan hermosa y resplandeciente en su vestido blanco, sencillo... su rostro de tez blanca como la espuma del mar, su mirada risueña y soñadora, y su sonrisa... como olvidar su sonrisa que tanto tiempo Roger ha querido besar estando tan cerca...
De repente su mente vuelve a traerlo al propósito con una parte de una vieja canción “...lo que nos es querido siemprequeda atrás...”
No quería que las personas cercanas a él se sintieran culpables por lo que iba a hacer y de alguna manera, quería despedirse brevemente, por lo que encendió su ordenador portátil, se conectó a la red social que el más utilizaba y dejó el siguiente mensaje: “Les quiero pedir disculpas a todos y gracias por los momentos vividos. Los quiero mucho, cada uno sabe cuanto. Hasta...