Historia
Esta Don Simeón Torrente ha Dejado de… Deber narra la vida de Simeón, un hombre mediocre, adocenado, del montón, como lo dice el mismo autor, para explicarnos que este personaje es originalmente unbogotano cuya vida es muy común como para ver en él rasgos del tipo “lombrosiano, freudiano, dovstoievskiano o kafkiano”. Con esta explicación, Salom Becerra disuade a sus lectores para que se acerquen al libro sin ninguna presunción de orden trascendental o de reflexión filosófica.
Pero sí invita a la lectura con el ánimo de acercarse a una novela puramente humana, del común y para gente del pueblo,que entiende que en la vida se puede pasar por diversas vicisitudes y alegrías, que entiende que el hombre jamás será un producto firme ni duradero, que analiza que la vida en sociedad impregna todos los aspectos de la vida de un individuo.
“En síntesis: esta no es una novela de aventuras (podría, más bien, ser de desventuras) y no es tampoco una novela romántica, ni psicológica, ninaturalista, ni existencialista, ni nadaísta, ni… todoísta. Es un recuento sencillo de las peripecias y tribulaciones de un hombre cuya única misión en la tierra fue ¡deber!"
La vida temprana de Don Simeón Torrente: pobreza y deudas
Oriundo de una ciudad como Bogotá, Don Simeón Torrente nace en el frío mes de noviembre de 1904, en el seno de una familia pobre, en donde para ellos representa unaboca más que alimentar. Sus padres, Epaminondas Torrente (Coronel en la batalla de Palonegro y de política conservadora) y doña Eduvigis Collazos preveían con tristeza que su hijo no iba a ser feliz al nacer, ni en su infancia:
“Porque si dos náufragos que en una playa esperan desesperadamente recursos, ven llegar un tercer náufrago, más hambriento que ellos, nadie podrá pretender que loreciban jubilosa y alborozadamente”
Su padre le asigna el nombre de Simeón después de un acalorado debate con sus familiares. Católicamente se le bautiza con este horrendo nombre –según manifestaron muchos de los personajes partícipes en la obra-. Su infancia no fue precisamente feliz:
“Siendo la felicidad el estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien, ningún pobre puede teneruna infancia feliz por la potísima razón de que a quien carece de toda clase de bienes, no le es dado complacerse en la posesión de ninguno”.
De infante no se puede ser feliz mientras se esté encerrado tras barrotes, mientras se le hable en un idioma extraño, mientras se le obligue a comer y a dormir cuando no tenga hambre ni sueño. Toda la infancia de Simeón es escasez, rechazo, ilusiones deun porvenir, tradiciones religiosas y políticas que hereda de sus padres. El pequeño irá creciendo (a la vez que crecen las deudas de su padre para su manutención), asistirá a la escuela, aprenderá (o desaprenderá) en una escuela que desconoce a Pestalozzi y a Montessori y cuya filosofía es “la letra con sangre entra”.
Crece y se convierte en un púber (“espantosa etapa en que el ser humano...
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