Historia
El triunfo electoral del candidato peronista, Carlos Menem, en mayo de 1989, representó, la esperanza de revertir la debacle económica alfonsinista, a partir de la concreción de dos promesas de campaña: el “salariazo” y la “revolución productiva”.
La situación económica era, en esos momentos caótica. El 8 de septiembre de 1989 seprodujo el traspaso anticipado del poder, en el marco de un recrudecimiento hiperinflacionario. “Los precios subieron un 197% en, los salarios, entre 110 y 160 % y las tarifas de gas, electricidad y teléfonos, (que habían quedado rezagadas frente a otros precios) un 700%. Medio salario de un obrero se debía destinar al pago de servicios”.
En este convulsionado contexto se dio un drástico cambio enla orientación política-económica del flamante gobierno. Menem durante la campaña electoral apeló a un discurso populista clásico que, una vez en el gobierno, abandonó por uno de corte neoconservador. Este giro se produjo luego de pactar con los sectores dominantes de la Argentina y acordar con los principales ejes del Consenso de Washington.
Menem enuncio las claves de su nueva política mediantelo que dió en llamar “economía popular de mercado”, consistente en el fin del intervencionismo estatal, la privatización de las empresas públicas, el ajuste fiscal, la liberalización comercial.
Debido al incremento de la desocupación y la falta de empleo de la época, consideró conveniente flexibilizar el mercado de trabajo con el objetivo de reducir los costos laborales del empleador y, de esamanera, aumentar el empleo. Detrás de esta idea se encontraba el razonamiento de que la desocupación, y la falta de reversión de esta tendencia, se debían a los enormes costos que acarreaba el empleo de mano de obra. La salida era entonces quitar definitivamente todas las trabas económicas para la contratación y fácil disposición de la fuerza de trabajo, por ejemplo, la eliminación de laindemnización por despido injustificado.
Otro objetivo explícito que indicó el gobierno fue reducir el enorme gasto que estaba realizando el Estado, con el propósito de disminuir el déficit fiscal y, de esa manera, enfriar la economía para reducir la inflación, que en esos años era el gran problema de la sociedad argentina. De esta manera, el propósito de Menem fue ajustar el gasto estatal, apuntandoprincipalmente a las empresas de propiedad del Estado (o sea, privatizando el activo público) y al número de empleados estatales.
Pero detrás de estos dos grandes objetivos explícitos, se encontraban otros de carácter implícito. Esta ofensiva correspondía a un cambio de paradigma a nivel internacional, que buscaba en la apertura de los mercados, en la desregulación de los mismos y en la liberación deamplios sectores de la economía y la sociedad por parte del Estado, una salida radical de las crisis económicas y sociales a través de un programa global de restructuración social que definitivamente redefiniese las relaciones de poder. Esta redefinición afectaría a los sindicatos, a organizaciones sociales y a algunos sectores del capital nacional, considerados obstáculos en el camino hacia elnuevo proyecto social. Esta propuesta neoliberal fomentaba la necesidad de dejar en manos del mercado la regulación de todos los órdenes de la vida social (incluida la salud y la educación), con el objetivo explícito de lograr una gestión económicamente eficiente1. Entonces, con este propósito también se decidió encarar el debilitamiento del sindicalismo, que era para esta corriente de pensamiento,un factor de presión colectiva que no permitía el normal desenvolvimiento de la oferta y la demanda. El sindicato era uno de los actores principales de la sociedad argentina en el contexto del modelo nacional-distribucionista, desde la década de 1940, y parte fundamental de la estructura corporativa con la que se procesaban los conflictos. En el nuevo contexto, reducir las capacidades del Estado...
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