historias
Un mundo en cada lectura
Antología variada
Luis David Silva Hernández
2°f
Numero de lista: 23
Secundaria general No. 1
(constitución de 1917)
Prologo
Dedicatoria
Esta obra literaria está dedicada a todo aquel lector persona o individuo que quiera adentrarse un poco en busca de reflexiones sonrisas tristezas en fin una lluvia de sentimientos plasmados en lasobras q se encuentran en esta antología sin más que decir los invito a leer estas obras.
Índice
Portada……………………………………………………………………..
Índice………………………………………………………………………
Dedicatoria…………………………………………………………………
Prologo………………………………………………………………………
Novela ………………………………………………………………………
Cuento………………………………………………………………………
Poema………………………………………………………………………
Fabulas………………………………………………………………………Leyenda…………………………………………………………………….
Mito……………………………………………………………………………
Carta………………………………………………………………………….
Calavera literaria………………………………………………………….
Canción……………………………………………………………………
Refrán………………………………………………………………………
El extranjero
(Albert Camus)
Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé.
Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre.
Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Pero
noquiere decir nada. Quizá haya sido ayer.
El asilo de ancianos está en Marengo, a ochenta
kilómetros de Argel. Tomaré el autobús a las
dos y llegaré por la tarde. De esa manera podré
velarla, y regresaré mañana por la noche. Pedí
dos días de licencia a mi patrón y no pudo negármelos
ante una excusa semejante. Pero no
parecía satisfecho. Llegué a decirle: «No es culpa
mía.» No me respondió.Pensé entonces que no
debía haberle dicho esto. Al fin y al cabo, no tenía
por qué excusarme. Más bien le correspondía a
él presentarme las condolencias. Pero lo hará sin duda pasado mañana, cuando me vea de luto.
Por ahora, es un poco como si mamá no estuviera
muerta. Después del entierro, por el contrario,
será un asunto archivado y todo habrá adquirido aspecto más oficial.
Tomé elautobús a las dos. Hacía mucho calor.
Comí en el restaurante de Celeste como de
costumbre. Todos se condolieron mucho de mí, y Celeste me dijo: «Madre hay una sola.» Cuando
partí, me acompañaron hasta la puerta. Me sentía
un poco aturdido pues fue necesario que
subiera hasta la habitación de Manuel para pedirle
prestados una corbata negra y un brazal. El
perdió a su tío hace unos meses.
Corrípara alcanzar el autobús. Me sentí ador
mecido sin duda por la prisa y la carrera, añadidas
a los barquinazos, al olor a gasolina y a la reverberación
del camino y del cielo. Dormí casi todo el
trayecto. Y cuando desperté, estaba apoyado contra
un militar que me sonrió y me preguntó si
venía de lejos. Dije «sí» para no tener que hablar más.
El asilo está a dos kilómetros del pueblo. Hice el camino a pie. Quise ver a mamá en seguida.
Pero el portero me dijo que era necesario ver
antes al director. Como estaba ocupado, esperé un
poco. Mientras tanto, el portero me estuvo hablando, y en seguida vi al director. Me recibió en su
despacho. Era un viejecito condecorado con la Legión
de Honor. Me miró con sus ojos claros.
Después me estrechó la mano y la retuvo tanto tiempo
queyo no sabía cómo retirarla. Consultó un
legajo y me dijo: «La señora de Meursault entró aquí
hace tres años. Usted era su único sostén.»
Creí que me reprochaba alguna cosa y empecé a darle
explicaciones. Pero me interrumpió: «No
tiene usted por qué justificarse, hijo mío. He leí
do el legajo de su madre. Usted no podía subvenir a
sus necesidades. Ella necesitaba una enfermera. Su salarioes modesto. Y, al fin de cuentas, era
más feliz aquí.» Dije: «Sí, señor director.» El
agregó: «Sabe usted, aquí tenía
amigos, personas de
su edad. Podía compartir recuerdos de otros tiempos.
Usted es joven y ella debía de aburrirse con
usted.»
Era verdad. Cuando mamá estaba en casa
pasaba el tiempo en silencio, siguiéndome con la
mirada. Durante los primeros días que estuvo en el...
Regístrate para leer el documento completo.