Historias
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Al tratar el tema de la educación sexual, inmediatamente nos encontramos con una primera dificultad: la del uso que se le da al término "educación sexual". Para las organizaciones antivida, enseñar educación sexual significa darle a la juventud una información sexual explícita y desprovista devalores morales, con un lenguaje y una metodología que no respetan la modestia natural de los niños ni la autoridad de sus padres. A esta educación sexual le podemos llamar "educación sexual hedonista", para distinguirla de una positiva y prudente educación sexual, que los padres, en el momento oportuno, deben darle a sus hijos.1
Para las personas que respetan la vida y la familia, enseñar educaciónsexual significa formar los valores inherentes a la sexualidad humana, que son la transmisión de la vida y la expresión del amor conyugal y cuyo objetivo es que los jóvenes respeten dichos valores por medio de la virtud de la castidad. Sin embargo, a algunos en el movimiento a favor de la vida y la familia, no les gusta este término y prefieren usar otros, como "educación en el amor" o "educaciónpara la castidad", etc., términos que parecen ser más adecuados. Por otro lado, como el mismo Santo Padre ha usado el término "educación sexual", para referirse a una prudente y correcta formación de los valores inherentes a la sexualidad,2 estamos en libertad de usar dicho término, siempre y cuando se distinga claramente su significado del que le dan los grupos antivida. De esta forma se evitaránlamentables confusiones.
El punto que queda por aclarar, sin embargo, y que quizás constituya un tema de división entre las mismas personas pro vida es, si aún una educación sexual prudente se debe ofrecer a un grupo de niños o jóvenes, mixto o no, especialmente en el ámbito de un colegio católico. ¿Qué dice la Iglesia sobre este punto?
La enseñanza pontificia más reciente del Magisterio sobrela educación sexual se encuentra en el número 37 de la exhortación apostólica de Juan Pablo II, "Familiaris consortio", sobre la misión de la familia cristiana en el mundo actual, publicada en 1981. Lo primero que nos enseña el Papa aquí es que la educación sexual debe ser situada en el contexto de una educación para el amor, dada por los padres de forma delicada: "La educación para el amor comodon de sí constituye también la premisa indispensable para los padres, llamados a ofrecer a los hijos una educación sexual clara y delicada."3 Es decir, los padres deben usar un lenguaje y un modo de comunicación que respete la modestia natural de sus hijos, y que no se convierta en una ocasión más de incitación al pecado, sino que resulte en un correcto aprecio del don de la sexualidad humana y dela castidad. "En este contexto es del todo irrenunciable la educación para la castidad, como virtud que desarrolla la auténtica madurez de la persona y la hace respetar el `significado esponsal' del cuerpo."4
Lo segundo que nos enseña el Vicario de Cristo es que, "La educación sexual, derecho y deber fundamental de los padres, debe realizarse siempre bajo su dirección solícita, tanto en casacomo en los centros educativos elegidos y controlados por ellos."5 La escuela, y más aún la que es católica, no puede nunca imponerles a los alumnos un programa educativo, especialmente en materia de sexualidad, con el cual los padres no estén de acuerdo y sobre el cual no tengan control. Por eso el Papa continúa diciendo: "En este sentido la Iglesia afirma la ley de la subsidiaridad, que la escuelatiene que observar cuando coopera en la educación sexual, situándose en el espíritu mismo que anima a los padres."6 La ley de la subsidiaridad significa aquí, que la escuela no debe ni suplantar ni absorber la labor educativa de los padres hacia sus hijos, sino ayudarles en dicha labor. Esto obedece a la enseñanza de la Iglesia que dice: "Puesto que los padres han dado la vida a sus hijos,...
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