Hitler y Su Lucha por la ética

Hitler y Su Lucha por la ética

Por Raúl Rodríguez Ayala

Uno de los conceptos más subjetivos desde la individualidad y la colectividad es: ética. Si se toma en cuenta el mal llevado refrán “lo que es bueno para uno no lo es para el otro: es relativo a la persona” pues entonces se haya un principio “sólido” para esta afirmación… al menos aparentemente.
¿Cuándo alguien o algo deja de serético? ¿Quién lo decide? Son preguntas que ponen en tela de juicio lo que se considera correcto, lo que se cree adecuado tanto para uno mismo como para los demás. Y es que justamente de las implicaciones del actuar individual sobre segundos, terceros y hasta cuartos nace uno de los pilares del decálogo —a veces no escrito— sobre lo ético.
Siempre y cuando lo hecho no afecte la integridad personal delos demás y no transgreda las normas sociales que rigen el entorno de acción—las reglas escritas y las que no— pues se está dentro del marco ético.
Ahora, cuando la sociedad en que se desenvuelve el individuo legitimiza la ética de sus acciones, a pesar de que fuera de la micro-cosmovisión en que se actúa, esas acciones son vistas como lo opuesto, ¿quién tiene entonces la razón?
Como ven, es algotan subjetivo que da miedo, de hecho, debe provocarlo pues fue esta concepción la causante de que millones de alemanes abrazaran el nazi-fascismo como un proyecto ético de mayor escala.
De los abundantes, aunque concordantes y coincidentes criterios que definen lo que es ética, los expuestos por el austríaco Ludwig Josef Johann Wittgenstein, famoso filósofo del siglo XX, son, por cercaníatemporal y espacial, pueden ser muy adecuados para bajo su luz analizar el pensamiento hitleriano.
En una conferencia dictada entre 1929 y 1930, este autor expresó: “la ética es la investigación sobre lo bueno (…) sobre lo valioso o lo que realmente importa (…) es la investigación acerca del significado de la vida, o de aquello que hace que la vida merezca vivirse, o de la manera correcta de vivir”.Previo a estos años Adolf Hitler había iniciado su vida política. Primero por orden de sus oficiales superiores1 como orador del naciente Partido Obrero Alemán en 1919, luego en 1920 como jefe de la maquinaria propagandística y líder del mismo en 1921.
Cuatro años después, publicaría los primeros ejemplares de Mein Kamph (Mi Lucha) donde esbozaba —quizá como nunca después llegara a hacerlo enalgún otro documento— su pensamiento para Alemania, sobre Alemania y por Alemania.
Sus páginas recogían entre otros tópicos: la superioridad alemana por descender —según afirmaba— de los míticos arios2 así como la importancia de la nacionalidad, el desdén y abierto criterio de combatir a “los males gemelos del mundo: el comunismo y el judaísmo”, la necesidad de una revolución y una guerra mundial alas que dedica sendos capítulos, así como el reclamado Lebensraum o espacio vital que les obligaba por “necesidad” a invadir otras naciones se unían a sus concepciones de Estado, ciudadano, súbditos, ideología, organización y política.
Este libro mirado por las masas que se creían traicionadas3 era una respuesta a sus plegarias, mientras, los políticos y muchos de los altos mandos militares loveían como un documento apócrifo, sin dudas algo de mera invención y fantasía. Un texto poco ético, por no decir que nulamente ético.
Al entra Hitler en el poder, todo aquello que propugnó en su único y gran best seller se volvió no solo un criterio, sino en directrices para gobernar, para educar, para vivir. Mi Lucha había pasado a ser “la lucha” de los alemanes que poco a poco se vieronbombardeados y adoctrinados por lo que —al decir de algunos— pudiera llamarse la ética hitleriana nazi.
Para cumplir con lo escrito, con aquello que ahora era creído, no por un individuo, no por un partido, sino por millones de personas, por una sociedad completa; la praxis evidenció modos4, en muchos casos inimaginables hasta entonces, pero que a la luz de la ideología reinante, era totalmente...