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Páginas: 6 (1389 palabras)
Publicado: 12 de febrero de 2015
Alguien pronunciaba mi nombre. Ese alguien irritante al cual intenté ignorar. La voz insistió y me vi obligado a despertar de las profundidades de mi sueño. -¡Despierta de una vez¡- Me gritó. Con gran esfuerzo abrí los ojos y la luz del día me daño las pupilas. Me incorporé de un salto aldarme cuenta que estaba en la clase de Español del profesor Marco. -Es la tercera vez este mes- replicó el maestro. Me tallé los ojos para poder al menos ver algo. Cuando todo estuvo claro, me di cuenta que todo el salón me observaba callado y uno que otro alumno soltaba unas risitas.-Perdone- mi voz sonaba áspera y cansada- no volverá a pasar. Antes de responder, Marco me observó con indiferencia. -Siempre dices lo mismo, Leal. Puse los ojos en blanco. -No es mi culpa que la clase sea tan aburrida- no murmuré. Lo dije perfectamenteclaro con intención de que todos me escucharan. Mi intención no fue en vano, el maestro me escucho fuerte y claro. Al igual que los alumnos que permanecieron callados y pasaban sus ojos de mi al maestro. Si, sabía que me esperaba. No me importaba, los maestros tienen que aprender que yo jamás los voy a respetar.-Parece que quieres ir a Dirección de nuevo- su voz rígida hizo sobresaltar al salón entero, menos a mí. Los maestros solo intentaban asustar a los alumnos, pero conmigo no funcionaba. -¿Por qué no?- dije con una sonrisa. -Uuu....- dijo el chico a mi lado. Cuando Marco segiró para mirarme se le veía enfadado. La cara la tenía como tomate, si esto fuera una caricatura le saldría humo por las orejas de duende que tiene. Suspiro fuertemente antes de contestar. -La directora Méndez, me comentó que estaba harta de ti al igual que todos los maestros- se me salió una risa, siempre me pasaba cuando intentabanespantarme- y no quiero mandarte con ella. Me crucé de brazos y espere a que él dijera algo. Como no lo hizo, yo lo hice. -¿Entonces...?-espeté. -Salte con 3 décimas menos. Señaló la puerta color apio que tantas nauseas me daba. Me levanté y medirigí hacia él. -Con mucho gusto- le dije antes de salir al intenso y colapsánte frio exterior. Inmediatamente me arrepentí de no haber sacado mi chamarra conmigo, hacia un frio para morirse. Metí mis manos en mis pantalones y me senté en el banco afuera. Un escalofrió me erizo todo el vello del cuerpo y comencé atiritar. -Maldito maestro- me dije. Me dejaba afuera, sabiendo que estábamos en meses de invierno. No me sorprendía que los maestros me odiaran. Yo los odio, ellos me odian...es un círculo vicioso. Del cual jamás lograre salir. Todavía se escuchaban los comentarios y preguntas de miscompañeros. Pude escuchar la voz de 40 alumnos hablando y comentando. Era irritante. El viento que me movía el cabello parecía susurrarme al oído con delicadeza. Me hizo olvidarme del aborrecimiento que sentía hacia la escuela y hacia mis maestros, como si hubiera penetrado mi alma y calmado mis nervios. Me estaba helando, pero al menos estaba tranquilo. Aunque...
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