hnnn

Salimos del hotel, a escondidas, agachados y de puntillas. No queríamos que nadie nos viese. Aquel viaje de estudios para nosotros iba a ser algo más. Lo teníamos decidido. Teníamos al mundo entero de nuestra parte; a nuestros compañeros, al cielo y al mar, todos cómplices para asegurar nuestra escapada. A cada paso nos íbamos sintiendo mas y más libres. Tres, dos, uno... Llegamos a la puerta,que se abrió automáticamente.

Aunque parezca ridículo, en ese preciso momento, todo nos pareció mágico. Cada estrella relampagueaba incansable en el cielo, escoltando a la luna, y asegurándose de que nada estropease aquel maravilloso momento. Parecía que todo estaba hecho a medida para nosotros.

Al salir fuera, y al tener delante de nosotros aquella inmensa playa, todos nuestros problemasdesaparecieron en unos instantes y ya nada más importaba. Nos detuvimos a un paso de las escaleras, nos descalzamos lentamente y bajamos los peldaños que nos separaban de la costa, sintiendo el calor que desprendía la piedra, por haber estado expuesta al sol durante todo el día. El suelo a nuestros pies se amoldaba a cada uno de nuestros movimientos, acomodando nuestro caminar, y dándonos aentender que también él estaba de nuestra parte.

Nos miramos unos instantes, entrelazando nuestras miradas y teniendo un mismo pensamiento: el de avanzar firmemente, para llegar a hundir nuestros pies en la arena y sentir como cada uno de los finos granos se deslizaban entre nuestros dedos, jugando con todas sus curvas.

Seguimos caminando, muy despacio, disfrutando con la dulce textura que nosregalaba aquella cálida arena. Paso a paso. Milímetro a milímetro, nuestros pensamientos iban desapareciendo. Todos nuestros problemas y nuestras preocupaciones decidieron desvanecerse en unos segundos. Todas las contrariedades que habían surgido tiempo atrás ya no suponían ningún problema. Todas las barreras que habían estado interponiéndose en nuestro camino, las derribamos en cuanto unimos nuestroscorazones. En cuanto nos fusionamos y nos hicimos una sola persona.

No lo pensamos dos veces. Ya estábamos muy cerca del mar. Se oía el murmullo de la marea balanceándose al ritmo de la música que los pájaros creaban, combinándose con las olas perdidas que se rompían contra los desfiladeros y las rocas del final de la playa.

La orilla nos esperaba, ansiosa, atrayéndonos con su melódicochisporreteo y con su canto relajante, sin pensar que las horas pasaban, porque su único propósito era detener el tiempo en el momento preciso en el que, al detenernos enfrente del paisaje, sin separar nuestras manos y mirándonos fijamente con un deseo inquebrantable, nos besamos...






-¡No! Todo fue muy extraño, nada podía salir mal. Estábamos en un momento mágico, y no pensé que pudieraocurrir eso. Era imposible que pasara... –Se derrumbó.

Los policías se observaron mutuamente. No habían conseguido sacar nada en claro y el interrogatorio se había alargado demasiado. La pobre joven estaba destrozada. Necesitaría mucho tiempo para recuperarse, pero eso era exactamente lo que no tenían.

-Será mejor que se vaya a casa. Descanse todo lo que pueda. Le llamaremos en unos días,tenemos que atrapar de una vez a ese indeseable y necesitamos que recuerde cualquier detalle; olores, ruidos, voces... Por favor, es imprescindible. Pero recuerde que es mejor que no hable con nadie sobre este tema si no es con ninguno de nosotros. –Hizo un gesto algo torpe, tratando de calmarla, pero no le sirvió de mucho. –Ya verá como todo esto terminará dentro de nada. Se lo aseguro.

Apartó lamirada y Sara, sin volver la vista atrás, salió de la sala, con paso indeciso, como si dudase por unos instantes si decirle o no algo que se había callado. Uno de los que le acompañaban a la salida de comisaría se percató de este movimiento y se lo susurró a otro de los policías. Tampoco a la chica que le había acompañado a declarar se le había pasado por alto. Una vez fuera, marcó torpemente...