Hola K Hace
El defensor del menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda, dijo hace unas semanas que se había abierto un perfil falso en Tuenti para espiar a sus hijos y animó a los padres a que hicieran lo mismo. La franqueza de Canalda provocó un cierto revuelo en algunos padres, en algunos hijos y en la dirección de Tuenti, y él tuvo que añadir al día siguiente que había eliminado elperfil.
Hasta hace bien poco, menos de cien años, la infancia no existía. Existían los niños, claro, pero nadie los consideraba muy humanos; eran cosas que lloraban, moqueaban y fastidiaban la siesta. Los altos índices de mortalidad infantil contribuían a la escasa valoración de los niños. No pasaba nada si se moría uno: había más.
La idealización de la infancia es una actitud muy reciente,consecuencia del desarrollo económico de nuestras sociedades y de la literatura psicoanalítica, que localizó en los primeros años de vida la formación del carácter adulto. Esta tendencia ha ido a más y en la Europa de natalidad casi cero la exaltación de la infancia ha alcanzado niveles de frenopático.
Basta ya. Una cosa es proteger a los niños de la explotación laboral y sexual y otra divinizarlos.¿Cómo que un padre no puede espiar a sus hijos? ¿Qué melindre ultrademocrático justifica ahora semejante irresponsabilidad? Si el hijo es menor de edad, un padre no sólo tiene el derecho, sino la obligación de saber, por cualesquiera medios, dónde está su hijo, qué hace, qué toma y con quién va. Y no sólo para protegerlo; sino también para cumplir con su obligación social. Nuestros colegios están llenosde niños silvestres, cuyos padres han dimitido de su cargo por desinterés o acogiéndose a la coartada del respeto a la libertad y a la intimidad del menor.
Comentario de Texto
Nos encontramos frente a un texto de carácter periodístico, y más concretamente de índole expositivo-argumentativo, ya que el autor, Antonio Orejudo, expone una tesis y la apoya vehementemente con varios argumentos.Pertenece al género de opinión, y al subgénero del artículo; el autor expresa con subjetividad un suceso reciente y hace saber su opinión al respecto en el periódico PÚBLICO, de ideología progresista y de izquierdas.
Entre las funciones del lenguaje encontramos aquellas que caracterizan a los textos de opinión; la función expresiva, ya que el grado de subjetividad es alto, lo que vemos claramenteen el uso del lenguaje connotativo (“moqueaban y fastidiaban”, “niños silvestres”, “melindre ultrademocrático”, etc.), la función representativa en los datos objetivos sobre Canalda (se abrió un perfil falso), y por último, la función apelativa, ya que Orejudo apela directamente a sus lectores en varias ocasiones para que reflexionen sobre la situación de los niños en la sociedad actual, funciónque queda patente de manera contundente en la expresión “basta ya”, o la presencia de la primera persona del plural (“nuestos colegios”) o en las interrogaciones que utiliza.
El texto que se nos plantea cumple con todas sus funciones y, sobre todo, la divulgativa, pues se trata de un texto sencillo, con un lenguaje estándar con la presencia de algún término coloquial (“moqueaban”), carente detecnicismos y cultismos, si bien el uso del término “frenopático” podríamos considerarlo más propio de niveles lingüísticos elevados o técnicos.
Y precisamente de eso se trata, de divulgar, de dar a conocer a la sociedad española, pero sobre todo a los lectores (receptores) de este artículo que tienen hijos, y que debe existir un control sobre ellos, no sólo para su protección y seguridad, sinotambién por el derecho y obligación que, como padres, están obligados a atajar, así como a las autoridades que tienen control sobre la infancia.
La tesis que defiende el autor la encontramos en el último párrafo del artículo: los padres tienen la obligación de educar y controlar a sus hijos para cumplir con su “obligación social”, si bien muchos de ellos “han dimitido de su cargo por...
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