Hola
DE MEDICO EGRESADO
Por Rubén Darío Rojas Muñoz (*)
El uso de orines para combatir el frío, tomarse una infusión de muña muña, tara o retama para el asmabronquial, “pasarle el huevo” a un lactante para que el “mal de ojo” se vaya, beberse ayahuasca en una sesión para lograr despertar la intuición, son experiencias que alguna vez todos hemos escuchado ymuchos a su vez habremos rechazado por escepticismo, tildándolas en varias ocasiones de creencias propias de gente inculta o simple charlatanería. Pero al mismo tiempo, y ante una gran incongruencia,más de una vez habremos apelado para la curación de cierta dolencia para la cual el “Velamox” más efectivo o el “ketorolaco” más caro no supo ser eficaz.
En más de una ocasión algún médico generalen su consultorio habrá terminado exasperado pues la gran receta académica no sirvió para aquel agricultor que no aceptó dicha prescripción pues éste ya había empezado a hacer “dieta” o por que yaestaba tomando “amargos y hierbas” y por el contrario esos caros medicamentos podrían matarlo. O el peón de campo que llega con un miembro traumatizado envuelto en una suerte de emplasto de hojas conolores “sui generis” que no desean que se los retiren, y que el galeno luego de disertar en terapéutica traumatológica tiene que aceptar su amarga derrota ante el “huesero” o el “sobador”.
En efecto,nos referimos al mundo de la Medicina Tradicional, tópico que ya muchos no pueden simplemente ignorar, pues resulta ser cotidiana, palpable, vecina, omnipresente en nuestras vida; al menos aquí ennuestra realidad. Tal es así que existen manuales y libros que tratan el tema, programas radiales de verborréicos conductores, terapeutas y consultorios de étnicos colores que ofrecen tarifas en soles odólares según el cliente. Incluso los empresarios se aventuraron hace un buen tiempo en aperturar toda una línea de explotación de recursos fitoterapéuticos.
Esta realidad, esta presencia ha...
Regístrate para leer el documento completo.